Se escuchan y leen tantas cosas, que ya casi nada sorprende. Pero, eso no significa que algunas noticias te impacten más que otras.

Me causó mucha indignación leer la semana pasada, que le habían robado un foodtruck a una pareja de jóvenes emprendedores en el pueblo de Hatillo. El pequeño negocio, llamado Master Burger, era el sustento de esta familia, ahora amenazada por la insensatez de estos vándalos.

En un país donde se lucha a diario por despertar el espíritu empresarial de nuestra gente, duele en el alma ver cómo se le hace daño a quienes están luchando por echar adelante. Cada vez que veo a alguien creando algo, empujando una idea, me llena de orgullo y me nace brindarle todo mi respeto. Ese deseo de lograr, con el sudor de la frente, sostener una familia, merece respeto.

El Gobierno debe poner todo su esfuerzo en facilitarle los procesos a quienes deciden valerse por sí mismos y dar un paso al frente para montar una empresa. Las ayudas que se brindan deben ir primero a ellos, para animarlos a que sigan adelante y que una vez tengan éxito, sigan expandiendo su negocio y así impacten otras vidas creando empleos.

Lo más difícil es sobrevivir esa etapa inicial, sin una clientela fija y con retos en el financiamiento. Ahí es cuando más riesgo de fracaso existe y cuando los imprevistos duelen más. Por eso es tan vergonzoso este acto contra esta pareja, que espero culmine con el arresto de los malhechores. Al terminar esta columna, ya habían recuperado el caparazón del foodtruck, pero no los equipos que tenía adentro.

Estoy segura de que esta pareja no se dará por vencida y volverá nuevamente a la carga con su proyecto. Me alegra saber que la policía logró recuperar el foodtruck, gracias a confidencias de personas que de inmediato comunicaron haberlo visto. La mayoría de nuestra gente no patrocina estos abusos y son solidarias cuando se requiere.

A quienes frecuentan esa área de Hatillo, ya saben que tienen una buena alternativa para almorzar en el Master Burger, respaldando además a estos empresarios. Ya me tocará viajar al oeste pronto y aunque suelo irme por el sur, cambiaré de ruta para ver si paro en Hatillo a comerme un hamberguito con to’ los powers y sin pepinillo.