En algún lado leí que la mayoría de los accidentes aéreos y de tránsito ocurren cuando estamos llegando a nuestro destino. La mezcla de confianza excesiva y fatiga se convierten en una mortal combinación que pueden echar a perder un trayecto bien recorrido.

Por eso, vale la pena alertar en todos los foros que se pueda sobre la necesidad de no bajar la guardia ante el COVID-19, sobre todo cuando informa el Gobierno sobre un aumento en los casos positivos y hospitalizaciones. Definitivamente las imágenes del fin de semana en algunas playas del País, atestadas de gente sin el uso de mascarilla, deben generar alarma y preocupación.

Nada malo en salir y compartir, pero tenemos que continuar implantando las medidas de prevención que durante los pasados meses hemos estado practicando. Cada vez estamos más cerca de lograr lo que llaman los expertos “inmunidad rebaño”, según informes de la prensa a más tardar en septiembre, lo que creará un ambiente de menos riesgo de contagio. Para lograrlo se tiene que vacunar al 75% de la población y el Gobierno está esperanzado en poder lograrlo para esa fecha.

¿Por qué bajar la guardia ahora? Lejos de actuar como si todo hubiera pasado, debemos cuidarnos con igual rigurosidad y valorar el enorme sacrificio que hemos tenido que hacer como pueblo. Hemos avanzado mucho y el mes de septiembre está a la vuelta de la equina, por lo que debemos evitar el desenfreno y los excesos. La clave sigue siendo la prudencia. Las medidas de seguridad y los protocolos no son por capricho, se implantan por recomendaciones científica.

De igual forma, se han ido flexibilizando las restricciones, pero sin dejar de recomendar la prevención. Debemos hacer buen uso de ese tiempo y espacio que se permita, siendo muy conscientes que el esfuerzo que realizamos para superar la pandemia es uno colectivo, que requiere la aportación ciudadana de todos.

Como el Gobierno, la ciudadanía tiene también que cumplir con su deber y asegurarnos que recorremos este tramo final de manera correcta. Todos estamos cansados y locos por regresar a la normalidad, realidad que cada vez está más cerca. No nos precipitemos por la ansiedad que provoca ver la meta cerca, continuemos con paso firme hasta el final. La pandemia no ha terminado.