La pesca del día
Me cuentan los pescadores que el trabajo es duro y sacrificado, pero que los pesitos que hacen le permiten empatar el juego con otras tareas que hacen durante la semana.

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 6 años.
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El pasado domingo, salí a comerme un pescaíto con mi familia y un corrillo bien grande. La pasamos súper.
Además de la vista al mar y la rica comida, un grupito amenizaba con música en vivo llenando de alegría el lugar. Nuestra mesa estaba ubicada frente a la puerta de la cocina, lo que en ocasiones es complicado pues hay que ver el desfile de platos y olores, mientras esperamos esmaya’os por nuestro plato.
El estómago se pompea cuando le pasan un pescaíto frito por delante sacando la lengua. Lo bueno, por otro lado, es que en ocasiones el desfile sirve para ayudarnos a tomar una decisión. Uno se antoja de lo que ve y hablando bajito le decimos al mesero: “Cámbiame lo que te pedí, por aquello que le serviste a aquella señora”. Casi siempre esta estrategia funciona.
Aquel domingo me llamó la atención que dos jóvenes llegaron cargando con una nevera de playa llena de pesca.
“Llego la pesca del día”, dijo uno de ellos. Tenían un montón de langostas y chapín, mi favorito en pastelillos. Aquel negocio les compra a estos pescadores todo lo que sus redes y cajas atrapan durante la semana. Esto logra un doble propósito, brindar productos frescos y de calidad a sus clientes y permitirles a nuestros pescadores ganarse la vida.
Me cuentan los pescadores que el trabajo es duro y sacrificado, pero que los pesitos que hacen le permiten empatar el juego con otras tareas que hacen durante la semana.
Ambos, simpatiquísimos, afirmaban la importancia de meter mano para echar adelante. Vendieron su pesca, se llevaron sus chavitos y dejaron las trampas colocadas, 50 en total, para la próxima semana. Todos en la mesa estábamos atentos a las aventuras de la pesca, las cajas de langostas, entre otras cosas que nos contaron.
Animaron a que uno de los que nos acompañaba contara que, al igual que los pescadores, había montado un pequeño taller de ebanistería, para reforzar sus ingresos mensuales.
Tanto ha sido su éxito que ya planifica renunciar a su trabajo para dedicarse a tiempo completo al taller.
“Trabajo más, pero me gusta y me siento mejor” expresó el amigo.
Los tiempos requieren de ese espíritu emprendedor, no podemos ser conformistas. También buena actitud y confianza en uno mismo.
La pesca no va a caer del cielo, hay que salir a buscarla. Bravo por los pescadores y el nuevo ebanista, gente dispuesta a luchar por lograr la pesca del día y con ella, el sustento de sus hogares.
Posee un bachillerato en relaciones laborales de la UPR, Río Piedras y una maestría en administración de empresas de la Universidad del Turabo. Comenzó a destacarse a principios del 2000 como comediante y animadora de radio y televisión. Desarrolló una sólida carrera como presentadora en programas tales como "Pa' que te lo goces", "Anda pa'l cará" y "Dando candela". En el 2014, comenzó su propio programa de TV, "Alexandra de noche" y al presente conduce "Alexandra a las 12". En 2017 incursionó al teatro con su stand up comedy "La casi casi primera dama", reconocido como uno de los más exitosos de todos los tiempos al vender más de 50,000 boletos en sobre 50 funciones. Se ha destacado además, como productora de teatro. Alexandra está casada con el Dr. David Bernier, excandidato a la gobernación de Puerto Rico, y es madre de Adrián y Miranda.
Sin maquillaje
La actriz y presentadora comparte varias de sus experiencias como madre, comunicadora y promotora de la cultura.