Mancha de plátano
El que se inventó el término tenía que ser un genio

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 11 años.
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Buscábamos desesperadamente algún lugar con sombra en una playa llena de turistas, la mayoría estadounidenses. Era una de las últimas paradas realizadas por el crucero y quería asegurarles a los nenes una buena experiencia y que el sol no me atacara mucho a David.
Comencé a “cepillar” el lugar con mi mirada en busca de algún boricua con quien pudiéramos sentarnos y de inmediato choqué con Bimbo, un simpático arecibeño que junto a su esposa, hijas y yerno nos abrieron espacio y se convirtieron al instante en nuestros amigos. No habíamos puesto los bultos en la arena y ya Miranda estaba apretando la prominente barriga de Bimbo y el diciendo “te quiero”, “te quiero”, simulando ser un peluchito.
El que se inventó el término “mancha de plátano” tenía que ser un genio. No hay una mejor forma de describir la “pinta” que delata al boricua sin la necesidad de escucharle hablar una sola palabra.
Nos detectamos los unos a los otros, tenemos un GPS natural que nos facilita el encontrarnos. Así fue como en aquel crucero, con más de cuatro mil personas de distintas nacionalidades a bordo, terminamos reunidos los boricuas formando el vacilón al que estamos acostumbrados. Basta con escuchar el cantao, alguna frase típica o el intercambio de la “r” por la “l” para saber que ahí va uno de los nuestros.
La mancha se nota incluso al verlos parados al lado de su equipaje; es raro que carguemos con un juego de maletas combinado, por el contrario, como en mi caso, de cuatro a cinco bultos diferentes, llenos hasta el tope con todo lo necesario para vacacionar un mes en un crucero de siete días.
Si nos fijamos bien, alguien de la familia de seguro tendrá alguna t-shirt o gorra de promociones; yo llevaba una negra de Telemundo. Las fotos comienzan desde que nos bajamos del taxi y no paran hasta que llegamos a Puerto Rico. Donde nos botamos es en el buffet, sobre todo los primeros días: un poquito de todo para que no nos cuenten y, ¡ahh, siempre algo para llevar! El mantecado infinito… (gran error una barquilla en las manos de los chiquitines). Si nada de esto te resulta suficiente y sigues teniendo dudas sobre si alguien presenta o no la mancha de plátano, una mirada a la pista de baile lo aclarará todo. Allí siempre estamos poniendo sabor y ritmo, además tarareando las canciones latinas, pues la gran mayoría son de artistas puertorriqueños.
Por más lejos que nos vayamos de vacaciones, esa mancha de plátano nos permite siempre encontrar algún buen boricua, como Bimbo, que nos hace recordar que no hay mejores momentos que los que se pasan junto a nuestra gente.
Posee un bachillerato en relaciones laborales de la UPR, Río Piedras y una maestría en administración de empresas de la Universidad del Turabo. Comenzó a destacarse a principios del 2000 como comediante y animadora de radio y televisión. Desarrolló una sólida carrera como presentadora en programas tales como "Pa' que te lo goces", "Anda pa'l cará" y "Dando candela". En el 2014, comenzó su propio programa de TV, "Alexandra de noche" y al presente conduce "Alexandra a las 12". En 2017 incursionó al teatro con su stand up comedy "La casi casi primera dama", reconocido como uno de los más exitosos de todos los tiempos al vender más de 50,000 boletos en sobre 50 funciones. Se ha destacado además, como productora de teatro. Alexandra está casada con el Dr. David Bernier, excandidato a la gobernación de Puerto Rico, y es madre de Adrián y Miranda.
Sin maquillaje
La actriz y presentadora comparte varias de sus experiencias como madre, comunicadora y promotora de la cultura.