El “Conejo Malo” o Bad Bunny la sacó del parque. Sin que nadie lo supiera llego hasta el evento donde recaudaban dinero para beneficio de SER de Puerto Rico para hacer una aportación de $100,000.

¡Wao! En cualquier liga eso es mucho dinero y viniendo de un artista tan joven y que comenzó su carrera los “otros días”, sin dudas es un gesto digno de aplausos.

Importante señalar que no es un gesto aislado. Este joven, quien además se muestra orgulloso de sus orígenes humildes, fue de los primeros en dar la mano a damnificados luego del paso del huracán María.

Además, sus compañeros de trabajo en el Econo en Vega Baja fueron invitados de lujo a su concierto en el Centro de Convenciones, dejando claro que no olvida de dónde viene.

No significa que de pronto se convirtió en un modelo a seguir para los jóvenes o que ahora hay que ser tolerante con el contenido de sus canciones, no. Simplemente lo hizo bien, muy bien y es justo reconocerlo.

Hago la salvedad anterior porque fueron muchos los comentarios negativos que escribieron en un post de Instagram que publiqué reconociendo a Bad Bunny por su gesto.

La mayoría quería mezclar la “gimnasia con la magnesia”. Al igual que la mayoría que escribió, soy madre de un niño de 9 años y me preocupa saber lo expuesto que se encuentra a escuchar música con contenido no adecuado para su edad. No es tarea fácil filtrar lo que debe, de lo que no debe escuchar mi hijo, pero al final es mi responsabilidad como madre, no la de Bad Bunny.

Él, como otros artistas, presenta su propuesta y nosotros decidimos si lo escuchamos. En el caso de las que somos madres, somos además responsables de establecer los controles necesarios para asegurar que nuestros hijos no consuman entretenimiento que no es apto para su edad.

Me encantaría que la música de Bad Bunny, como la de otros jóvenes de la nueva escuela de la música urbana, fuera totalmente clean en sus líricas, así mi hijo podría disfrutarlas a plenitud.

Sin embargo, eso no tiene nada que ver con el aplauso que merece Bad Bunny por su gesto. Cuando se hace bien, hay que reconocerlo, venga de donde venga.

Algunos de quienes le criticaron negativamente la buena acción de Bad Bunny parecieran no estar dispuestos a reconocerle algo, hasta que cambie la temática de sus canciones.

También me gustaría que las cambiara, pero no puedo dejar de reconocer el hermoso gesto y la muestra gigante de desprendimiento que hizo este joven. En vez de cuestionar sus intenciones, debemos alentarlo a continuar la ruta de solidaridad con quienes más necesitan. 

Como aplaudo lo que hizo en beneficio de SER, reconozco además la gran creatividad y talento que estos jóvenes tienen para hacer música que es del agrado de las masas aquí y donde quiera.

Si en un principio se valieron de las malas palabras y el alto contenido sexual, la verdad es que poco a poco han ido depurando sus letras. Repito, poco a poco, pues todavía hay mucho contenido fuerte en las canciones.

A mí me gusta su música, la que suena en la radio. Me gusta también que estén haciendo cosas buenas por la gente que más lo necesita.

¡Aplausos para el Conejo!