El conversar cuando se llega a una fiesta o actividad se está convirtiendo en algo cada vez más extraño. Los teléfonos inteligentes están acabando con la costumbre. Nada como una buena conversación para pasarla bien. No hay emoji que pueda replicar el significado real de los sentimientos humanos. Esa mirada a los ojos, ese saludo afectuoso, la risa descontrolada luego de un chiste no tiene sustituto.

Me encanta llegar a una fiesta o a un compartir y conversar de todo un poco. Mientras más variado el grupo, mejor. Conversar con gente diversa donde puedan surgir diferencias y debates sanos, es buenísimo. Además de que siempre se aprende algo y uno se divierte mucho. Cuando se trata de pasarla bien, todos los temas son bienvenidos.

Desde el faranduleo local e internacional y la final de la NBA, hasta la lucha entre el plátano y la papa. Aunque les parezca extraño, este último tema acaparó mi última conversación de grupo superando temas de mayor relevancia. No siempre podemos estar hablando del final del mundo, política y teorías de conspiración. Esos temas son importantes, pero no pueden acaparar la totalidad de la conversación. ¡Nos vamos a volver locos!

De vez en cuando hace falta hablar un poco “de la que pica el pollo” y muchas veces yo soy la encargada de traer esos temas a la mesa aunque, de vez en cuando, mi marido me cruce la mirada. La vida es una combinación de cosas, no podemos estar todo el tiempo con el ceño fruncido y la mente ocupada. Nos levantamos por la mañana con push notifications con malas noticias. Prendemos la radio para escuchar garatas políticas y noticias pesadas. Llegamos al trabajo para resolver problemas y cargarnos de estrés, por lo que bajar el diapasón en algún momento del día resulta necesario.

Eso hicimos el pasado sábado en un grupo de amigos. Luego de que la conversación se estuviera extendiendo hablando del tema de las criptomonedas, que nadie entiende y todos presumen entender, una amiga hizo de la nada una “importante” pregunta: ¿Si te dieran a escoger entre la papa y el plátano para comer durante toda la vida, cual escogerías? La intervención de la amiga fue una bendición, pues permitió cambiar el tema. El plátano ganó por knockout, pero lo más importante fue que abrió la puerta para otros temas livianos y otros vacilones que nos permitieron disfrutar más de las cervezas y los vinitos.

En las conversamos de fiestas no hay temas más importantes que otros. Hacemos nuestra carga diaria más pesada cuando nos cuesta quitarnos la chaqueta formal a la hora de conversar. No es que tenemos que irnos a los extremos de estar siempre en el vacilón, pero de vez en cuando tenemos que aflojar.

Si llevan dos horas hablando de cómo salvar al mundo de una bomba nuclear, nada te cuesta hacer una pausa para contestar si prefieres el plátano o las papas. No te olvides que se trata de una conversación de fiesta, no de la presentación final de una tesis doctoral. Debe haber tiempo, espacio y actitud para todo. By the way, el plátano es superior a la papa y estoy dispuesta a la batalla para defender mi punto.