Lo bueno atrae lo bueno. Así fue que conocí a mi nuevo amigo de 12 años, Alan Fabián. Como saben, tanto Alex Dj como yo, nos retamos el uno al otro como parte del esfuerzo para recaudar fondos para el Hospital Pediátrico, durante la carrera 10k sobre el puente Teodoro Moscoso. Como consecuencia, me tocó ser modelo de Puerto Rico Gana durante una noche, momento en el que pude conocer a Alan, quien era parte del público. De inmediato, me cautivó con su ternura y alegría. Además, tenía puesta la T-shirt oficial de la canción Huevito sin sal, que por alguna razón se hizo muy popular entre los niños. Al ver su camiseta con el “huevito”, rápido le pregunté a su mamá por el niño y ella me confesó que es fanático de mi programa y había ido a verme hacer de “modelo”.

También me confesó que Alan es un milagro de vida. Tan complicado era el cuadro del niño durante su periodo de gestación, que algunos médicos la invitaron a pensar sobre la opción de terminar con su embarazo, algo que la madre rechazó tajantemente. A los cinco meses de nacido, Alan tuvo su primera operación y desde entonces ha estado luchando con la vida por su condición de hidrocefalia y otras dificultades motoras. Pero Alan es un niño feliz, criado y llevado de la mano con un amor inmediato por sus padres, quienes están decididos a hacer lo que sea necesario para darle la mejor calidad de vida posible.

En ese camino se han encontrado y se encontrarán a mucha gente que los ayudará, en asuntos complejos y vitales como el cuidado médico, y en otras cositas más sencillas y cotidianas como lo ocurrido en mi programa. Luego de conocer a Alan en Puerto Rico Gana, fue como invitado especial a Alexandra a las 12, donde le entregué de sorpresa unos boletos para ir a ver otro de sus favoritos: Daniel El Travieso. En un gesto muy emotivo, con sus ojitos húmedos, Alan agradeció el detalle. Allí hicimos una promesa de amistad y nos cruzamos los dedos meñiques en señal de compromiso.

Ese “pinky promise” que hice con Alan, es el que debemos hacer siempre para validar nuestro compromiso humano de ayudarnos los unos a los otros. Siempre que podemos ayudar a alguien, debemos hacerlo. Es una misión que debemos asumir como seres humanos agradecidos por las bendiciones, muchas o pocas, que la vida nos haya dado.

Demás está decir que Alan disfrutó muchísimo en el concierto de Daniel el Travieso, junto a su súper madre, Jennifer. Experiencias cómo estás me hacen amar mi trabajo, cada vez más. El poder alegrar la vida de los demás con gestos pequeños, pero que tienen gran significado para las personas me hace sentir que vale la pena. Sí, muchas veces se piensa que todo es fácil para quienes estamos frente a las cámaras y nuestro trabajo no es distinto a los otros. Hay momentos muy buenos, pero otros muy difíciles. Son experiencias como la vivida con Alan, las que nos llenan el ánimo y nos impulsan a seguir buscando la forma de poder entretener y a la vez, impactar la vida de quienes más lo necesitan.

A Alan y a su madre les digo que la que tiene que agradecerles soy yo. Disfruté mucho de su visita y la alegría que me regalaron, me hacía mucha falta. Saben que pueden siempre contar conmigo. ¡Pinky promise!