Hoy, martes a las 9:00 p.m., todos haremos una pausa para honrar con un merecido aplauso a nuestros nuevos héroes. Nuestro médicos, personal de enfermería, salubristas, policías, empleados de hospitales y muchos otros trabajadores que se esfuerzan por detener la pandemia que amenaza a Puerto Rico y al mundo, merecen nuestro respeto y reconocimiento. Mientras la mayoría ponemos de nuestra parte cumpliendo con la directriz de cuarentena, a estos campeones les toca salir a trabajar en donde más riesgo existe. Lo hacen sin contemplaciones y orgullosos de estar cumpliendo con su deber.

En la pasadas semanas he consumido mucha información en las redes sociales. En algunas ocasiones con el único propósito de entretenerme y pasar el rato, pero en la mayoría de las ocasiones para informarme e instruirme sobre lo que está ocurriendo en Puerto Rico y en otras partes del mundo en la lucha contra la pandemia del coronavirus. Algunas imágenes me han dejado sin aliento por su dureza, otras me han llenado de orgullo y esperanza, al ver cómo hay seres humanos que han abrazado el bien común como un principio.

El escuchar los mensajes de médicos y otros profesionales de países como Italia y España, alertando a sus colegas de otros países sobre lo que les espera y como hacerle frente, evidencia que la lucha contra el COVID-19 es un asunto de todos.

No hay secretos ni egoísmos, todo el mundo está halando para el mismo sitio con un sólo propósito: salvar a la humanidad. Así debería ser siempre, no hacernos de la vista larga cuando vemos a un país distante en problemas, pues al final puede también ser el nuestro.

He escuchado a mucha gente decir cosas extraordinarias, pero uno de ellos, creo que fue un médico español, dijo algo que me impactó mucho: “El único tratamiento que existe contra el coronavirus es la solidaridad”.

El tratamiento al que hace alusión el doctor está accesible, lo único que requiere es voluntad. No se crea en laboratorios ni grandes industrias, pues sólo requiere de la unión de voluntades de cada uno de nosotros. A todos esos hombres y mujeres que hoy luchan por un mundo mejor y que arriesgan sus vidas para salvar las de otros, les aplaudiremos de pie a las 9:00 de la noche en un sencillo homenaje, que tendrá mucho significado.

Estoy segura de que todos los valorarán, pero si viene acompañado de compromiso de continuar poniendo de nuestra parte, de forma que podamos hacerles su trabajo más fácil.

Hoy, a las 9:00 p.m., aplaudimos.

¡Muchas Gracias!