Hoy termina otra década y se hace necesario repasar lo vivido durante este periodo de vida.

Una década es un mundo, sobre todo cuando las expectativas de vida de la gente en esta parte del mundo rondan los 70 a 80 años.

Me parece que planificar la vida en décadas, es una buena idea. Diez años es tiempo suficiente para proponernos cosas importantes y lograrlas. 

En lo que a mí concierne, las dos cosas más impactantes fueron: el nacimiento de mi hija Miranda en el 2010, y el rápido crecimiento de las redes sociales y su impacto en mi profesión. Algunos dirán que olvidé la candidatura de mi esposo a la  gobernación en el 2016, lo que es cierto, pero eso, que fue muy importante para nosotros, se lo dejo a David. 

Comenzando con el nacimiento de Miranda, convertirme en madre por segunda vez fue, por mucho, lo más importante de la pasada década. Era algo que estaba siempre en mis oraciones y que Dios me concedió. Ese privilegio lo he agradecido, esforzándome para ser la mejor madre posible. Esta pasada década, si la fuera a resumir, fue mi prueba de fuego como madre.

 En la próxima, ya me preparo para nuevos retos pues, me dicen los que han criado antes que yo que “muchachos grandes, problemas grandes”. Ahora me tocará llevarlos a la universidad y procurar que se preparen lo mejor posible para ser buenos profesionales y seres humanos. 

Pasando al ámbito de mi trabajo, de la forma en que me gano la vida, es increíble como las redes sociales lo han transformado todo. De ser una forma complementaria de comunicación a principios de la década, hoy son protagonistas y dictan la pauta de lo que luego será noticia o materia de discusión en radio, televisión y prensa escrita. 

Agraciadamente, comencé temprano en las redes, pues siempre imaginé que sería importante para mi futuro. Hoy, junto a la televisión y los eventos, es una de las herramientas con las que llevo el pan a mi casa. Debemos imaginar cambios aún mayores en la década que recién comienza, debemos caminar a la par con la tecnología y actualizarnos. Participar de los cambios, no darles la espalda o resentirlos, pues estaríamos quedándonos fuera de las nuevas oportunidades. 

Ya estoy planificando la nueva década. En esta incluiré gestiones para ir asegurando mi futuro cuando me toque jubilarme, además para los estudios de mis hijos. También cuidar mi salud, pues me tocará llegar al medio peso; los 50 años. Nos cuesta planificar a largo y mediano plazo, ya que  la vida y sus sorpresas pareciera interrumpir todo lo que calendarizamos. Debemos insistir en ese plan, aunque en el camino tengamos que hacer ajustes, nos hace falta siempre una guía ordenada que nos permita marcar el paso y no perder el rumbo. 

Es lo que me propongo hacer y lo que les recomiendo a ustedes, mis querido lectores. Mis resoluciones serán para una década, no para un solo año. ¡Feliz 2020!