También hacen falta las zanganerías...
“No subestimemos el valor de estos ratitos, que son verdaderamente importantes. La rutina puede ser nociva para las relaciones e incluso para la salud”
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 4 años.
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El pasado sábado me quedé en casa cocinando, escuchando música y hablando “zanganerías” con mi esposo. ¡Qué bien la pasamos! Cantando desafinados salsa vieja que tanto nos gusta a ambos y riéndonos de nosotros mismos.
Nada como cantar “La Rueda” de Frankie Ruiz esgalillá con un cepillo de pelo, simulando un micrófono. Eso es medicina para el alma. Prohibido estaba hablar de temas que serían protagonistas en el prime time mañanero de la radio. Nada sobre los dolores de cabeza de la educación a distancia, el COVID-19 o quién ganará las próximas elecciones.
Ese día hablábamos de quién era el mejor salsero de todos los tiempos y la mejor canción. Sobre qué hubiera pasado si no me hubiera casado con mi esposo y otras zanganerías que si bien no cambian el mundo, nos regalaron un buen rato de pareja.
Esas conversaciones livianas son importantes y conviene ponerlas en agenda de vez en cuando. Son combustible para las relaciones y, definitivamente, hacen falta.
Cuando digo “zanganerías”, me refiero más a la forma que al contenido, a la actitud con la que abordas los temas. Se puede hablar de lo que sea, pero teniendo claro que ese momento es para reír y pasarla bien, no para “cogerlo de trofeo”, como decimos en Cidra.
Algunas personas tienen grandes dificultades para abandonar su carácter rígido y de extrema formalidad, aunque sea por unos minutos. Te hablan todo el tiempo como si estuvieran haciendo una presentación oral para un examen final. No podemos vivir 24/7 con el “cuchillo en la boca”. En algún momentos tenemos que quitarnos la chaqueta y aflojarnos la corbata para, simplemente, vivir la vida. Sin analizarla ni criticarla, solo vivirla.
Hablar zanganerías nos sirve de válvula de escape y nos permite recargar energías. Ponemos en pausa las conversaciones pesadas y complejas, que si bien son importantes y críticas, no deberían ocupar la totalidad del tiempo de pareja. Los conflictos familiares, los problemas en el trabajo, los asuntos de la escuela de los nenes y cualquier otra carga que nos acompañe. Entre chiste y chiste, en ocasiones se descubre que estamos dándole demasiada importancia a cosas que no la tienen.
No subestimemos el valor de estos ratitos, que son verdaderamente importantes. La rutina puede ser nociva para las relaciones e incluso para la salud. Hace falta respirar, hace falta reír, hacen falta las pausas... y hacen falta las zanganerías.
Posee un bachillerato en relaciones laborales de la UPR, Río Piedras y una maestría en administración de empresas de la Universidad del Turabo. Comenzó a destacarse a principios del 2000 como comediante y animadora de radio y televisión. Desarrolló una sólida carrera como presentadora en programas tales como "Pa' que te lo goces", "Anda pa'l cará" y "Dando candela". En el 2014, comenzó su propio programa de TV, "Alexandra de noche" y al presente conduce "Alexandra a las 12". En 2017 incursionó al teatro con su stand up comedy "La casi casi primera dama", reconocido como uno de los más exitosos de todos los tiempos al vender más de 50,000 boletos en sobre 50 funciones. Se ha destacado además, como productora de teatro. Alexandra está casada con el Dr. David Bernier, excandidato a la gobernación de Puerto Rico, y es madre de Adrián y Miranda.
Sin maquillaje
La actriz y presentadora comparte varias de sus experiencias como madre, comunicadora y promotora de la cultura.