Me lo imagino fanfarroneando luego de haber desenfundado su pistola Glock y dispararle en varias ocasiones al perrito cuyo único pecado fue meterse al campo de golf a jugar con una bola. Luego, como si nada hubiera pasado, continuó jugando y dándose el palito con sus amigos.

Lo menos que pensó este abusador y aficionado del golf, es que alguien denunciaría su cobarde acto, llevándolo a enfrentar la justicia. No puedo dejar de pensar en todo lo que este caballero puede haber hecho, pasando desapercibido.

Me refiero al incidente suscitado en un campo de golf en el área de Río Grande, donde un multimillonario empresario mató a tiros a un perrito. La noticia ha conmocionado a gran sector de nuestro país, que se ha expresado sediento de justicia.

La Federación Protectora de Animales de Puerto Rico (FePA) también se expresó condenando de manera contundente lo ocurrido y exigieron que se haga cumplir la Ley 154 para el Bienestar y la Protección de los Animales.

“Esto es un acto inhumano, penalizado por la Ley 154 de 4 de agosto de 2008, conocida como la Ley para el bienestar y la protección de los animales. Se trata de maltrato agravado de animales que dispone, en lo pertinente, que una persona que mata a un animal bajo circunstancias que demuestren malicia premeditada o un grave menosprecio por la vida se expone a una pena de entre 8 años y un día hasta 15 años de prisión”, expresó mediante comunicado la presidenta de la organización, Yolanda Álvarez.

La violencia es violencia y no tiene nunca justificación. Lo que este señor hizo contra un animalito indefenso, lo pudo haber hecho contra la vida de cualquier ser humano. Sin dudas, una persona que resuelve sus corajes de esta forma tan desalmada es un peligro para la sociedad. El mensaje de cero tolerancia contra la violencia tiene que incluir a nuestro animalitos, pues son parte integral de nuestra vida.

De igual forma, se debe tener claro que las armas de fuego, aunque se tenga licencia para portarla, no son para estar sacándolas y usándolas de forma irresponsable como le da gusto y gana a la gente.

Este incidente es uno muy lamentable, que brinda por otro lado una oportunidad para enviar un mensaje claro y contundente en contra del maltrato a nuestros animales.

Como madre de Morena y Lupita estaré muy atenta, pues pudo haber sido cualquiera de ellos quienes entraran al campo de golf, inadvertidamente. Sin la intención de molestar ni hacer daño, simplemente de jugar y esperar una caricia, no un balazo. ¡Cobarde!