Bueno, mi gente, aquí mi última columna del año que me tocó escribir desde Texas, donde estoy pasando unos días con la familia.

Esta última columna siempre se me hace difícil, pues ya he comenzado las cortas vacaciones de Navidades cuando me acuerdo que tengo que escribirla. Pero hay que hacer lo que hay que hacer y, siendo la columna que cierra el año, es siempre una de las más importantes.

Las resoluciones de Año Nuevo son siempre un importante punto de partida para planificar el año que comienza. En los primeros dos meses del año, casi siempre las cumplimos, el problema viene a partir de marzo, ahí es que la cosa se complica y comienzan las excusas, algunas justificadas, que nos llevan a incumplir nuestras resoluciones.

Por eso quiero proponerles que antes de pensar en nuevas resoluciones repasemos las que dijimos el año pasado para ver cuántas se cumplieron y convirtamos las que se quedaron en el camino en las principales resoluciones del año próximo a comenzar.

En mi caso, cumplí con el cambio de alimentación que me propuse y el dedicarle más tiempo a los ejercicios y a la salud. Me siento bien contenta por los resultados. También cumplí con mi deseo de dedicarle tiempo al concepto de humor musical con La Misma y lo logré, pero dejé sobre la mesa, aunque adelantado, la culminación de mi segundo libro con Lily García y el desarrollo de mi canal de YouTube.

De igual forma, en el ámbito familiar, algunas resoluciones se cumplieron, pero otras se quedaron pendientes. Así que este año, comienzo asumiendo lo que quedó pendiente como prioridad para el próximo año. Las viejas resoluciones inconclusas serán las nuevas, pero esta vez las acompañaré con mayor determinación para asegurar que se cumplan.

“El que mucho abarca, poco aprieta”, debemos por lo tanto evitar que el entusiasmo del nuevo año nos lleve a plantearnos metas que están fuera de nuestro alcance, cuando hemos dejado otras en el camino. Luego nos desilusionamos porque las cosas no salen como pensamos.

Conviene priorizar lo que se nos quedó en el camino, mucho de lo cual ya tiene un trabajo realizado, para concretarlo en los primeros meses del año. Para tener resultados, tenemos que planificar y trabajar de manera estratégica. No basta con trabajar duro, hay que también hacerlo de forma inteligente y planificada. Te recomiendo que comiences el año haciendo resoluciones realistas que tengan como prioridad lo que se te quedó pendiente. Escríbelas y conviértelas en guías de trabajo y de vida. Proponte cumplirlas y asegúrate de que las mismas vayan dirigidas a propósitos específicos.

No quiero terminar sin antes agradecerle a todos ustedes el cariño y respaldo durante el año próximo a culminar. Ha sido un año difícil, pero de muchas experiencias gratificantes. Bendiciones para todos y los espero el próximo martes en nuestra primera columna del año.

¡Feliz Año Nuevo!