Visa para un sueño
“Se me hace difícil tocar este tema, de una dimensión humana tan dramática, y complicarlo con elemento legales y políticos. Simplemente, veo el dolor humano y me sacude”.

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 4 años.
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Se hizo viral durante el fin de semana un vídeo donde un grupo de indocumentados llega a la costa oeste de Puerto Rico y desembarcan a toda prisa a la orilla de la playa, mientras huyen de la policía. Los bañistas, sorprendidos, los animan a esconderse y le ayudan a evadir a la policía.
Más allá del debate sobre si es o no correcto ayudarlos, se hace forzoso pensar en las motivaciones que pueda tener un ser humano para abordar una embarcación como esa para realizar un viaje que es muy probable que te lleve a la muerte. Deben ser muy duras las circunstancias de vida para uno hacer una apuesta de tal magnitud. Se le estremece el corazón a cualquiera, sobre todo al tratarse de gente que por su cercanía y cultura tendemos a querer y respetar como hermanos.
Pueden decir y pensar lo que quieran, y eso no borra la realidad de la tragedia humana que suponen estos viajes de la muerte que, en ocasiones, incluyen niños acompañados de sus padres, quienes sueñan con criarlos en un lugar de mayores oportunidades.
Se me hace difícil tocar este tema, de una dimensión humana tan dramática, y complicarlo con elemento legales y políticos. Simplemente, veo el dolor humano y me sacude. A esto le sumo el cariño que le tengo a los dominicanos que viven entre nosotros, quienes llegaron a la isla en condiciones parecidas, pero hoy se han integrado a nuestra sociedad aportando igual y en ocasiones más que muchos de nosotros. Los veo trabajando duro, luchando y buscándose el peso de manera honrada. Alegrándonos la vida con su manera simpática de ser y agradeciendo las oportunidades que lea brinda nuestro pueblo.
Debo reconocer que, con toda probabilidad, si llego a ser yo una de las bañistas, en aras de desearle lo mejor a ese grupo de seres humanos, hubiera también deseado que culminaran con éxito su travesía. Sé que algunos tendrán razones legales y de otro tipo para discrepar de mí, a lo mejor con algún peso, pero yo sólo quiero plasmar en este escrito un sentimiento.
Ojalá las oportunidades de lograr una vida digna estuvieran repartidas de manera equitativa en el mundo, evitando que la gente esté dispuesta a poner su vida en riesgo con tal de encontrarlas.
No juzgo a quienes desembarcaron en la playa, ni a quienes les ayudaron, tampoco a quienes en uniformes trataban de hacer cumplir la ley. Lo que señalo como penoso es ver a hermanos caribeños forzados por las circunstancias a realizar un viaje que los expone a la muerte. Cada ser humano tiene el derecho a una vida digna y a dar la lucha que sea necesaria para lograrla. No importa donde sea, al final habitamos todos el mismo planeta.
Posee un bachillerato en relaciones laborales de la UPR, Río Piedras y una maestría en administración de empresas de la Universidad del Turabo. Comenzó a destacarse a principios del 2000 como comediante y animadora de radio y televisión. Desarrolló una sólida carrera como presentadora en programas tales como "Pa' que te lo goces", "Anda pa'l cará" y "Dando candela". En el 2014, comenzó su propio programa de TV, "Alexandra de noche" y al presente conduce "Alexandra a las 12". En 2017 incursionó al teatro con su stand up comedy "La casi casi primera dama", reconocido como uno de los más exitosos de todos los tiempos al vender más de 50,000 boletos en sobre 50 funciones. Se ha destacado además, como productora de teatro. Alexandra está casada con el Dr. David Bernier, excandidato a la gobernación de Puerto Rico, y es madre de Adrián y Miranda.
Sin maquillaje
La actriz y presentadora comparte varias de sus experiencias como madre, comunicadora y promotora de la cultura.