Algún día, una generación futura de puertorriqueños mirará hacia atrás, a lo que es nuestro presente y le parecerá increíble que una vez hubo un sistema que generosamente premiaba a los ociosos mientras que incansablemente buscaba la manera de penalizar a los productivos; que repetidamente le daba múltiples oportunidades a criminales reincidentes mientras ignoraba el dolor de las víctimas y sus sobrevivientes; que hubo una fuerza policiaca que le temía a los criminales, pero que apaleaba a los estudiantes. Pero para que piensen así, entremedio de esa generación futura y la nuestra actual, algo tiene que ocurrir.

Sí, lo sé. Esto que escribí hoy no tiene nada que ver con el tema de los automóviles. Pero sí tiene que ver con todos y cada uno de nosotros.

Buen día, my friends.