Hace unas semanas, tuve la gran dicha de volver a trabajar en Alemania. En esta ocasión fui a la ciudad de Múnich, donde me encontré con otros colegas del periodismo automotriz provenientes de Latinoamérica. La razón del viaje fue probar el E-Hybrid, el nuevo integrante de la línea Porsche Panamera (que ya va por nueve).


Desde Múnich, manejamos hasta un pueblito bien cerca de la frontera con Austria llamado Elmau. Una vez allí, probamos el Panamera E-Hybrid, que es un modelo híbrido que uno puede conectar el enchufe de la pared para cargar una batería secundaria que permite que el carro opere completamente con electricidad y sin una sola gota de gasolina. Cuando se acaba esa carga, entra en acción el sistema híbrido regular del carro e interactúan el motor eléctrico y el de combustión interna.


En Elmau nos hospedamos en un hotel llamado Schloss Elmau. Se llama así porque “schloss”, en alemán significa “castillo”, por lo que sí, el hotel, era en efecto, un antiguo castillo.


Por los alrededores del pueblito de Elmau probamos el Panamera E-Hybrid. Luego, en un ruta más larga que nos llevó por la vecina ciudad de Garmisch e incluso, hasta dentro de Austria (que allá se dice "Österreich"), manejamos otras versiones del Panamera.


Luego de concluida las pruebas de manejo, guiamos de regreso a Múnich y cada uno retornó a su país. Aprovechando que un viaje a Alemania no se da a cada rato, extendí el viaje por unos días y gestioné un vehículo de la flota de prensa de Porsche (me facilitaron un Cayman S del 2014), y me fui de road trip yo solo.Y dado que esa región sur de Alemania queda bien cerca de otros países, me fui errante por una pequeña porción de Europa.




Fue un road trip muy especial no sólo por los países que visité, los preciosos paisajes que vi, porque pude manejar sin límite de velocidad por los autobahns alemanes, ni porque disfruté guiar las curvas de una de las carreteras más famosas en el mundo del automovilismo. Este viaje fue muy especial para mí porque pude visitar un ciudad en la que vivieron mis papás cuando eran unos jovenzuelos de veintipico de años y que con su primera hija de dos añitos, comenzaban una familia. Sí, una pareja de boricuas con su nena chiquita, viviendo en la Alemania de principios de los cincuenta.

De todas estas aventuras les estaré contando durante los próximos días…

Auf wiedersehen! ("adiós, en alemán)