Atlantic City pasó de ser una ciudad vibrante, saturada de inmensos hoteles que le dan la bienvenida a todo aquel que deseaba probar suerte en los casinos. Se convirtió en la joya de la costa de Nueva Jersey. El lugar perfecto para quienes sentían una piquiña para jugar en los casinos, pero no contaban con el presupuesto necesario para viajar hasta Las Vegas, Nevada.

Atlantic City fue el anfitrión para múltiples eventos de boxeo de alto calibre. En junio de 1988, Mike Tyson destruyó a Michael Spinks en solamente 91 segundos en una cartelera que tuvo como escenario el Boardwalk Hall. George Foreman y Evander Holyfield también dejaron una huella en 1991. En fin, la lista puede ser interminable.

Decir que el boxeo en Atlantic City se encuentra conectado a un respirador artificial sería un eufemismo. El deporte en la ciudad está casi muerto. En 1985, la ciudad albergó 143 carteleras, sin embargo, durante los primeros seis meses del 2015, la cantidad es de cero. 

Atlantic City ha sido un escenario importante para los boxeadores puertorriqueños. En diciembre de 2006. Miguel Cotto y Carlos “Indio” Quintana se dieron cita para disputar la faja wélter de la Asociación Mundial de Boxeo (CMB). Para entonces, Cotto era una estrella establecida gracias a que había sido campeón mundial de las 140 libras. Tampoco era la primera vez que se presentaba en el Boardwalk Hall. Fue allí donde batalló con el colombiano Ricardo Torres. Cotto hasta visitó la lona en una ocasión durante el pleito.

Pero Quintana, quien para entonces estaba invicto en 23 peleas, se convirtió en el favorito sentimental del público. Algunos analistas del boxeo pensaron que Quintana tenía las cualidades para superar a Cotto. Durante los días camino al evento, la posibilidad de que Quintana venciera a Cotto tomó fuerzas impensables.  

Cotto tenía una mirada en los ojos que proyectaban un desencanto por el sentimiento que estaba generando Quintana. Y no se le puede culpar. Cotto era el mimado, se fue convirtiendo en la máxima figura del boxeo local a medida que la carrera de Tito Trinidad daba unas últimas aleteadas.

Quintana cayó vencido a manos de Cotto en menos de cinco asaltos. Fue evidente que el escenario le quedó demasiado grande. Cotto se coronó monarca de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB) y, eventualmente, conquistó otros campeonatos mundiales en dos divisiones. Quintana, mientras tanto, logró su sueño de lograr una faja mundial.

Aparte de una cita titular de Juanma López contra Daniel Ponce de León en 2008, hace demasiado tiempo que el boxeo puertorriqueño dejó de tener relevancia en Atlantic City. Ahora Las Vegas y Nueva York son los destinos predilectos y los promotores no están inclinados a soltarlos.

Para empeorar la situación, la cantidad de hoteles abiertos siguen en picada. La ciudad perdió el brillo y solo quedan historias que caminan por el paseo tablado que descansa sobre la arena que se confunde con el Océano Atlántico. Quién sabe si, algún día, las lucen brillarán nuevamente dentro del Boardwalk Hall.

Esperemos que sí.