Daniel “El Gallo” González descubrió en el boxeo el aliciente que requería para romper con las ataduras que le impedían dar un paso adelante en la vida.

Durante su adolescencia, batalló con problemas de sobrepeso y tampoco tenía claro cuál era el rumbo que deseaba seguir. Eso cambió cuando se descubre que en el sótano de la casa peleaba por diversión.

“Mi mama se enteró, se molestó y dio la orden de que me fuera para el gimnasio de boxeo. En esa etapa sentía soledad, baja autoestima. No tenía una motivación. Cuando encontré el boxeo, me despertó una pasión, un propósito”, compartió González, quien subirá al ring el 16 de octubre para enfrentar a Petros Ananyan.

Al cabo de los primeros dos meses, González bajó cerca de 100 libras. Comenzó a competir y sus deseos de mejorar aumentaron.

Mentalmente, no estaba en un buen lugar. No tenía un propósito ni intereses. Cuando encontré el boxeo, me enamoré desde el primer día que hice un guanteo porque era una competencia honesta, determinar quién era el mejor, imponer la voluntad sobre otra persona. Algo resonó conmigo. Me enamoré de ese ambiente. Perder peso, hacer ejercicios y sentir confianza me hizo feliz”, relató González.

Ahora, el púgil utiliza su travesía para socorrer a otros que atraviesan por una situación similar.

En el gimnasio me dedico a trabajar con aquellos que también están en sobre peso porque los entiendo, conozco bien por lo que están atravesando. De hecho, mi hermano estaba como en 450 libras y en un año le ayudamos para que perdiera sobre 200 libras. Comenzó a competir y ya tiene como 30 peleas como aficionado. Cambió su vida”, dijo.

González creció en Nueva York, pero sus padres son de Aguadilla y en su hogar se percibía el aroma de la cultura puertorriqueña.

“La familia se reunía para ver las peleas de Félix Trinidad, Héctor Camacho o Miguel Cotto. Era una tradición familiar. Recuerdo cuando Trinidad le ganó a Oscar de la Hoya en una pelea cerrada, nos paseamos en el carro con la bandera puertorriqueña. Fue como si hubiésemos ganado la lotería. Definitivamente, eso me hizo entrar en razón cómo el deporte atraía a tantas personas, lo mucho que significaba para ellos ganar. Cuando me hice boxeador, recordaba esos momentos y entiendo cómo ahora se sienten hacia mí cuando peleo”, sostuvo.

En el 2012, González decidió por probar suerte en el boxeo rentado. Ganó sus primeras cinco peleas, tres por nocaut. En la sexta sufrió un empate ante un oponente con récord negativo. Sin embargo, salió airoso en las subsiguientes nueve peleas, hasta que fue noqueado por Danny O’Connor en el tercer episodio. Su segunda llegó a manos de Chris Algieri, quien llevaba al ringas las experiencias de haber enfrentado a Manny Pacquiao, Amir Khan y Errol Spence Jr, entre otros.