Bernard Hopkins, Juan Manuel Márquez, Ronald “Winky” Wright, Humberto “Chiquita” González y Joel Casamayor encabezan la clase 2019 que será exaltada el próximo agosto en el Salón de la Fama del Boxeo en Nevada. También serán reconocidas las trayectorias de Hasim Rahman, Wayne McCullough, Floyd Mayweather, padre, y Duane Ford, entre otros.

A cada uno tiene le sobran los méritos para semejante distinción por sus logros dentro y fuera del ring.

Hasta la fecha, el referí puertorriqueño Joe Cortez, así como Félix “Tito” Trinidad son los únicos puertorriqueños que ocupan un espacio en el recinto. Cortez fue una figura reconocida por su tiempo como árbitro que se extendió por décadas. En el 2013 estuvo acompañado por Mills Lane entre los oficiales durante la primera ceremonia.

Trinidad, por su parte, realizó 10 peleas en Las Vegas, nueve de ellas fueron de título mundial. Fue en esa ciudad donde el boricua llevó a cabo memorables batallas contra “Yory Boy” Campas, Oscar de la Hoya, Fernando Vargas y Héctor “Macho” Camacho, entre otros. Por ello, su carrera fue reconocida en el 2015 junto con Muhammad Ali, Marvin Hagler, Lennox Lewis y Marco Antonio Barrera.

¿Cuándo veremos a otro boricua entrar al Salón?

Resultad curioso que Miguel Cotto todavía no haya sido considerado. Poco se sabe sobre el proceso para escoger a los exaltados. Tal parece que son los integrantes de la Junta de Directores compuesta por figuras que han estado ligadas al boxeo, así como integrantes de los medios de comunicación y hasta un músico que reside en Las Vegas, los que toman las decisiones.

Cotto, después de Trinidad, es la figura puertorriqueña de que protagonizó eventos de gran envergadura en Las Vegas. El cagüeño se presentó 13 veces, incluyendo seis en peleas donde un cetro mundial estuvo en disputa.

Durante su carrera, Cotto enfrentó la crema y nata del pugilismo rentado del momento. Antonio Margarito, Manny Pacquiao, Floyd Mayeather Jr y Saúl “Canelo” Álvarez fueron algunos de sus oponentes. Nunca le dio la espalda a un rival.

Aunque no salió airoso en esos compromisos, lo cierto es que Cotto cumplió con el cometido de entretener al público. Siempre dio lo mejor de sí dentro del ring y nunca ofreció una pelea aburrida ni deslucida.

Aunque también hizo una considerable cantidad de combates en el Madison Square Garden en Nueva York, Cotto fue una figura valiosa para el deporte y, a su vez, la ciudad. Cotto fue el imán para llevó a los puertorriqueños hasta Las Vegas para que fuéramos partícipes y testigos de las carteleras.

Su nombre quedará plasmado en la historia del deporte a nivel rentado y es hora de que el Salón de la Fama de Boxeo en Nevada le haga justicia. Quizás en el 2020.