Pues aquí estamos otra vez, esperando que llegue desde el norte, el plan para impulsar la transformación prometida para el sistema eléctrico de Puerto Rico. La visita la semana pasada de la secretaria del Departamento de Energía federal, Jennifer Granholm, vuelve a provocar que los puertorriqueños pongan en el gobierno federal la esperanza de que, por fin, adelantemos algo.

El presidente Joe Biden anunció hace un par de semanas durante su visita a la isla que la secretaria Granholm estaría a cargo de impulsar la reconstrucción y modernización del sistema eléctrico. La funcionaria, finalmente, se presentó en la isla y a fines de esta semana pasada sostuvo varias reuniones con el gobernador Pedro Pierluisi y jefes de agencia.

Todos salieron de esos encuentros sumamente complacidos, repitiendo que la secretaria ha reiterado su compromiso con la reconstrucción. Ella nos recordó por escrito que el sistema esta malo, malísimo; que hay “fallas fundamentales y críticas”, que no es confiable y que no se han utilizado los miles de millones de dólares asignados.

Bueno, que todo eso ya lo sabemos. Si lo que necesitaba la secretaria era darnos una radiografía de la crisis que vivimos todos los días, para eso no tenía que llegar hasta acá. Hasta en el Congreso se ha discutido ampliamente el estatus de la reconstrucción que no arranca. Además, el departamento que dirige es parte de la iniciativa PR100 desde febrero de este año. No quiero pensar que su paso por Puerto Rico tiene algo que ver con las elecciones de medio término, que están por ahí ya en proceso en los Estados Unidos.

Sin embargo, sí tengo que decir que me pareció sumamente positivo que se detuviera a escuchar a los grupos comunitarios. Grupos como Casa Pueblo de Adjuntas, que han luchado contra viento y marea procurando estabilidad energética para sus comunidades. Y debo añadir que con mucho éxito se han convertido en un referente a nivel mundial.

Espero que la secretaria haya conocido del sacrificio que hacen las familias puertorriqueñas para adquirir placas solares, endeudándose para estabilizar su diario vivir, cuando se supone que -por ley- la Autoridad estuviese ya generando en este año un 20% de su energía con fuentes renovables. Por si acaso, hoy día solo se genera un 4%.

Espero también que haya aprendido que hay un vínculo directo entre la salud de las personas y el acceso al servicio eléctrico; y que la falta de energía a veces les cuesta la vida. Espero que se haya enterado de que los negocios grandes y pequeños hacen de tripas corazones para sobrevivir y que para muchos de ellos recurrir a placas solares no es opción.

La secretaria Granholm no ofreció conferencia de prensa, ni escuchamos de su parte alguna expresión más allá de un tuit este fin de semana en el que dijo que la situación en Puerto Rico es “inaceptable”.

No creo que esta visita vaya a acelerar la reconstrucción y transición. El estudio PR100 del que participan el Departamento de Energía, el de Vivienda federal y Homeland Security, junto al gobierno local, ya está a cargo desde principios de este año de ofrecer apoyo a Puerto Rico en este camino tan accidentado. La iniciativa usa como punto de partida, la Ley de Política Pública Energética, aprobada aquí en el 2019. Suena excelente, principalmente en el aspecto más técnico. Pero no se emocione nadie, el primer reporte de este esfuerzo no se espera hasta diciembre de 2023. Ojo, que un reporte no es lo mismo que acción. Así que, vistámonos de paciencia y sigamos esperando el plan.