Quiero comenzar mi paso por estas páginas agradeciendo el cariño y apoyo de los televidentes y seguidores, a quienes espero ahora encontrar también en este espacio, que me da la oportunidad de regresar a mi primer amor en el periodismo, que es la palabra escrita. Agradezco también a este diario la oportunidad de comenzar “Tirando Ancla”, con la intención de que, en la discusión de ideas, encontremos las bases y principios que sostienen nuestra vida en sociedad y que a veces se desdibujan entre el ruido de la discusión pública.

El primer ancla, que nunca debe ceder, es la noción de que nuestro gobierno existe para servir al pueblo. Que nuestros legisladores nos representan a todos y todas y que en su labor deben tomar en cuenta a aquellos que les colocaron en tan privilegiado lugar. Pero eso, tristemente, no es lo que ocurrió con el Proyecto del Senado 693, una medida que iba rumbo a la aprobación por parte de ese cuerpo legislativo y de la cual se supo muy poco o nada, hasta que fue aprobada en la Comisión de Asuntos de Vida y Familia. El aguacero de críticas para el Senado fue masivo y hoy, afortunadamente, podemos decir que habrá una discusión pública sobre el asunto.

No es cualquier proyecto, es una medida para regular el aborto. Nada más y nada menos que uno de los temas más controversiales de los últimos 50 años a nivel global. El proyecto fue presentado por legisladores del PNP, PPD y Proyecto Dignidad.

El Senado de Puerto Rico decidió que no es importante escuchar a todos los expertos en el tema, ni a todos los interesados. No se convocó al Colegio de Médicos-Cirujanos o al Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos. No se pidió el parecer a los grupos que apoyan el derecho de las mujeres a decidir. No hubo vistas públicas, ni siquiera una convocatoria general. La comisión le pidió comentarios, por escrito, únicamente a las 10 entidades escogidas. Solo 6 de los consultados respondieron.

Resulta interesante sin embargo, la postura de uno de los grupos que sí compareció por escrito, el Centro Guadalupe Vida y Familia, adscrito al “Human Life International”, que se denomina una organización católica. Este grupo se pronunció en contra del proyecto, según lo recoge el propio informe de la Comisión. El Centro Guadalupe concluye que es mínima la cantidad de abortos posterior a las 20 semanas de gestación. También objetan que se dé más valor al feto después de las 22 semanas, que antes.

Entonces, este proyecto ¿viene a resolver un problema que realmente no lo es? ¿Se sabe, aunque sea de forma anecdótica, si se realiza en Puerto Rico un número tan alto de abortos posterior a las 22 semanas de gestación? ¿Será que van a legislar para limitar un derecho, con el fin de resolver un problema que no existe? Hay que preguntarse, ¿por qué la prisa en atender un asunto tan delicado y controversial? La Asamblea Legislativa puede legislar sin vistas públicas. Pueden y lo hacen todo el tiempo, pero no debe ser así en asuntos tan importantes. Entonces, ¿por qué no escuchar a todas las partes antes de tomar una decisión, realizar vistas públicas, y fomentar la discusión? Nos parece que el asunto va más allá de la protección del no nacido.

En la pasada elección, un partido de nueva creación y de ideología religiosa, logró la elección de dos legisladoras prácticamente desconocidas en la política. Los partidos tradicionales se han dado cuenta de que ese sector es el que deben conquistar. No tengo duda de que muchos legisladores votarán por sus convicciones de manera sincera, pero tampoco tengo duda de que muchos se van a alinear en este asunto, para allegarse simpatías en el electorado cristiano.

Es de sabios rectificar. El Senado recogió velas y anunció que ahora llevará el proyecto a vistas públicas. Aplaudo la decisión. Se debe legislar de cara al sol y con transparencia. Y los ciudadanos deben tomarse el tiempo de observar las ejecutorias de los funcionarios que eligieron y reclaman ser representantes suyos. Observe si de verdad le representan a usted.