El regalito de Navidad para el país, de parte de la Junta de Supervisión Fiscal, es el anuncio de un nuevo acuerdo para reestructurar la deuda de la Autoridad de Energía Eléctrica.

Esta vez no han divulgado muchos detalles que puedan movilizar la opinión pública en contra del acuerdo. Por ejemplo, no hay una cifra exacta de cuánto vamos a pagar los abonados para el pago de la deuda. Solo se anunció un compromiso con algunos de los bonistas de la Autoridad y que el mismo fue presentado ya a la jueza Laura Taylor Swain.

Pero no están todos los que son, ni son todos los que están, pues solo dos grupos de acreedores aceptaron los nuevos términos. Aunque eso no necesariamente detendría la aprobación por el tribunal. La jueza puede acoger esta propuesta y hacerla vinculante para los demás acreedores. Lo que esto sí garantiza es que habrá pleitos adicionales y que sabrá Dios cuándo se dirá la última palabra sobre la infame deuda del sistema eléctrico.

La nueva propuesta implica un recorte de 48% de la deuda de más de $10,000 millones. Habrá una nueva emisión de bonos para el repago y los que no aceptaron esta negociación dependerán del resultado de los litigios. Los pensionados de la Autoridad verían cambios en su retiro, aunque con el ejemplo de los bonos de miles de dólares que recibieron los grupos del gobierno central, no dudo para nada que los jubilados de la AEE acepten de buena gana los nuevos términos.

Ustedes conocen el refrán que dice que la última la paga el diablo. Pues eso aquí no aplica, porque la última la vamos a pagar nosotros. La deuda de la que jamás recibimos beneficio alguno, pues con ese dinero no se puso ni un tornillo que mejorara el sistema eléctrico, esa la vamos a pagar nosotros, en la factura mensual. Y aunque el anuncio que en un comunicado se hizo el viernes tardecito, y que el presidente de la Junta divulgó en un video, no incluyó detalles ni particularidades de ese pago, si tiene la sentencia inevitable de una tarifa por conexión y un cargo volumétrico.

Apunte esa palabrita, porque la vamos a estar escuchando por un buen rato. El “cargo volumétrico” que todavía no sabemos exactamente cómo se va a calcular, no suena para nada agradable. Será la palabra de moda por las próximas semanas y por los próximos 35 años, si se aprueba el nuevo plan propuesto.

El cargo volumétrico estaría sujeto al consumo y pareciera que, a mayor consumo, mayor el cargo. Eso va a incentivar todavía más el éxodo hacia los sistemas solares. Así que, ¿quiénes estarán pagando ese cargo volumétrico, dentro de 35 años? El tiempo dirá. Pero vaya acostumbrándose a la idea porque todas las propuestas -hasta ahora- son pagaderas de nuestro bolsillo.

Uno de los miembros de la Junta, Justin Peterson, criticó duramente este acuerdo y hasta le votó en contra, pero no fue por el injusto cargo volumétrico, ni por los jubilados. Él piensa que no es justo para los bonistas y prometió continuar defendiéndolos. Dice que la Junta solo quiere “pagar lo menos posible”. Y yo que creía que justamente de eso se tratan los procesos de quiebra para el deudor, pagar lo menos posible.

En fin, que, si se avala este acuerdo de reestructuración para la AEE, la Junta dice que se podrá -por fin- echar a andar la renovación y transformación del sistema eléctrico. Los bonistas cobrarán lo suyo, LUMA cobrará lo suyo y nosotros… bueno, a nosotros nos toca pagar. Así que apréndase la palabrita de la semana y hasta mediados del siglo... cargo volumétrico... volumétrico... volu.... Ya saben.