Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 14 años.
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Ayer les hablaba de cómo nuestros mares están contaminados y la necesidad de cuidar nuestras costas ahora que se acercan los días de playa y luego de haberse dispersado la racha de los aguaceros eternos.
Ésos fueron días inolvidables; aprendí a llevarme la sombrilla para todos lados y dejar de sacar del baúl la fabulosa sombrilla de playa. ¡Hasta sacar la megasombrilla con todo y mi hija al hombro se convirtió en una de mis ingeniosas -y ridículas- medidas de supervivencia! Y no es que no me guste la lluvia.
Pero en serio ¿me iba a meter bajo la lluvia sabiendo que no pararía de llover, que no se trataba de una simple llovizna y que al entrar el apartamento me esperaría, como decimos, un frío cañón? Por supuesto que no. Por fortuna, el área donde vivo no es inundable y las casas aledañas no se vieron afectadas como en las zonas que reportaron deslizamientos de terreno alrededor de la Isla.
Desafortunadamente, patrones climáticos como éste cobrarán mayor popularidad en la medida en que el cambio climático progrese, dicen científicos. John Vidal, editor medioambiental del periódico The Guardian, abunda sobre la frecuencia con la que los desastres ambientales se presentan en distintas longitudes del globo, llevándonos a cuestionarnos si realmente nos encontramos en un punto sin regreso. Ahora, los tornados, fuegos forestales, inundaciones y las sequías se presentan en condiciones extrañas y con mayor insistencia. ¿O acaso las lluvias previas no pasaron de castaño a oscuro, como dirían nuestros ancianos, en cuestión de días? Parecían interminables, invitándome a ingerir una barra de chocolate Cortés en sólo un fin de semana.
Y es que, según explica el veterano periodista, lo que nos espera de ahora en adelante es un clima lleno de altibajos sorpresivos. Se trata de la “nueva normalidad” en las condiciones meteorológicas. “Tornados, incendios forestales, sequías e inundaciones se consideraban condiciones fuera de lo normal. Pero estos desastres ambientales que ahora atacan al mundo son señales chocantes de lo que se conoce como ‘global weirding’”, detalla el artículo.
Se han declarado zonas de sequía en Inglaterra y Gales. En Londres el mes de junio ha sido más frío que el de marzo, el año pasado más de dos millones de kilómetros cuadrados fueron consumidos por los incendios en Europa del Este y Rusia. Este año, las temperaturas no parecerán enfriarse en Europa occidental, y los incendios y tornados parecen eternos en Arizona y Missuri, respectivamente, argumenta la nota. Según un estudio citado en el artículo, el área de Latinoamérica y el Caribe no se quedaron atrás el año pasado, registrándose en estas regiones importantes precipitaciones y temperaturas que batiendo récords.
Mientras tanto en Puerto Rico, y por si no lo sabías, cayeron casi 11 pulgadas de lluvia en el mes de mayo. Y junio, por como empezó, puede que no sea muy distinto.
Como te imaginarás, las preguntas son obligatorias: ¿Crees que la lluvia de días pasados se debe a un nuevo “desorden” climático? ¿Está relacionado el global weirding con el calentamiento global? ¿Cómo entiendes que podemos evitarlo? Espero tus respuestas.
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