Nada se compara con el sentimiento de patria que nace de adentro de tu corazón, cuando sabes que vas a representar a tu país.

Me mueve saber que soy un transporte para que mi pequeña isla sea parte de la historia olímpica. Me convierto en transporte de la cultura de mi pueblo, su alegría, valentía y perseverancia.

La emoción de poder escenificar a través de mis palabras y amor por la patria, cuando me preguntan dónde y cómo es Puerto Rico es inigualable. Inmediatamente, surge el orgullo de expresar lo afortunada que me siento de mis playas y campos, de la alegría y resiliencia de mi gente.

Añade a mis recuerdos el valor por aquellos maestros y entrenadores que lo dieron todo para hacer de mí una mujer perseverante y luchadora, porque fueron los primeros que creyeron en mí.

He sido afortunada por ser recipiente de familias y amigos que me acogieron, respaldaron y animaron a seguir adelante, a pesar de la tempestad. Así somos, así es el puertorriqueño: sensible, noble y servidor; herencia de nuestros abuelos. Esa misma herencia que nos ha legado el amor por la tierra y su cultivo, por la bomba, la salsa y la plena.

Llevar los colores de mi bandera en mi uniforme representa para mí una gran responsabilidad de ser espejo de la Perla del Caribe, a través de mi desempeño, tanto en el tatami como en el compartir con mis compañeros atletas en el mundo entero.

Me emociona y me encanta compartir con ellos los “pines” alusivos a Puerto Rico, nuestro café y dulces típicos. No emprendo ningún recorrido hacia cada una de mis representaciones sin antes empacar en mi maleta un poco del encanto que nos representa.

Todos los jóvenes son la semilla germinada del futuro de un país; tienen la llave para hacer evolucionar nuestro país y sus ideas nos ayudan a trascender. Los jóvenes atletas son la historia repetida de una admiración, de un continuar, de un legado que hemos dejado los atletas viejos y que siempre esperamos que al terminar nuestro ciclo venga un atleta mejor, que ponga a Puerto Rico nuevamente en lo alto del mundo. ¡Por eso hay que apoyarlos en todo!

Nuestro Gobierno tiene que poner como prioridad el deporte y creer que ES la clave para el éxito de muchos jóvenes.

El camino al olimpismo es duro, pero ¡hay que echar pa’lante! Que si hay pocos fondos, que si mis padres no me apoyan… nada de eso es excusa para pensar que no es posible; sólo basta con querer, trabajar duro, darlo todo y creer. ¡No permitas que nada te detenga para lograr tus sueños y cree que Dios, siempre estará de tu lado!

Verás que, como yo, sabrás lo que es sentir profundo en tu pecho el orgullo de representar y poner en alto a nuestro Puerto Rico.