¿Tan malos son los millennials?
Mas allá de ser una generación con alto dominio de la era digital, somos aptos de difundir ideas al mundo, capaces de generar grandes cambios.

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 4 años.
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A partir de los años ochenta nace una generación completamente digital, siempre conectados y dependientes del internet, haciéndonos diferentes a nuestros antecesores.
Y es que desde pequeño escuchaba a mi abuela hacer malas alusiones sobre mi generación, en cada regaño de mi madre, me decía “en mis tiempos eso no pasaba”, y en cada lección de mi padre me recalcaba lo bendecido que era de “tenerla tan fácil”, según él. Lo cierto es que cuando vivimos en tiempos distintos, con costumbres diferentes a la que hemos sido criados, sentimos un poco de negación a entender que el mundo evoluciona.
Comencemos por el reguetón, una música que en teoría creció con los millennials, pero que casi tres décadas después hay generaciones que no lo consideran música. Sin embargo, ha sido el género que se ha mantenido por casi 30 años y continúa liderando las listas de popularidad: la excusa de las pasadas generaciones es que es música sin sustancia, pero los números dicen lo contrario. Las líricas vulgares no comenzaron con el reguetón, la salsa también tenía lo suyo, pero la pasada generación no lo veía así porque simplemente era su música, y ahí probamos que le tememos a lo distinto. Al final del día, talento es talento y no toda música urbana es vulgar, eso es un mito que analizando líricas podríamos erradicar. Como decimos en la isla, “pa’ los gustos los colores.”
Hace días hablaba con mi abuela sobre el veganismo... para ella es algo nuevo, y para muchos en la sociedad también. Podría parecer absurdo, pero esta opción, que cada vez toma más auge, es un tema de valentía y concientización por proteger el medio ambiente y la vida animal, pero que para mi abuela y su generación, claramente, era un asunto desconocido. Lo mismo ocurre con el reciclaje, según ella se hablaba un poquito, pero jamás como lo hacemos los millennials. Ambos aportes demuestran que el egoísmo no es un tema de nuestra generación y que somos agentes de cambios.
A los millennials nos llaman “rebeldes” por protestar y defender causas, pero ¿realmente somos rebeldes? ¡NO! Simplemente entendemos que los grandes cambios conllevan grandes luchas. Tendemos a ser muy expresivos cuando algo no nos gusta. Y cuando digo expresivo abarco protestas, revoluciones y hasta provocar salidas de gobernadores, pero esto es resultado de no aceptar lo que por mucho tiempo pensábamos que estaba bien. El racismo, la homofobia, y el discrimen son temas por los que los millennials han sabido luchar y como resultado, hoy contamos con una sociedad más inclusiva.
Una muestra de liberalismo y el ser atípicos como generación es el tema de las bodas estilo cuentos de hadas, incluyendo la abolición y el pensamiento de que una familia tiene que ser de tres o más. Desde pequeños nos inculcan que antes de los 30 una mujer debe tener su marido y también durante ese tiempo tener al menos un hijo. Los millennials somos muy relajados en ese aspecto, porque entendemos que la vida se hizo para vivir, no para estar presionados con tal de cumplir expectativas.
Mas allá de ser una generación con alto dominio de la era digital, somos aptos de difundir ideas al mundo, capaces de generar grandes cambios. El ser distintos como generación, no nos hace malos, nos hace únicos y a eso no debemos temerle ni mucho menos juzgarle. Recordemos que en la diversidad está el gusto.
Con esto dicho, no le tengas miedo a los millennials… ¡que no somos tan malos na’!