Llegar a Puerto Rico ya es una rutina para mí. La Isla del Encanto se ha convertido en uno de mis destinos favoritos porque su gente, su comida y tradiciones se parecen mucho a mi querida República Dominicana. Ambas tierras se destacan por el talento que producen y no es sorpresa conocer cómo cada día los latinos en general siguen destacándose en la industria de las comunicaciones, la música y la actuación.

El mundo del espectáculo y la farándula nos han abierto las puertas a muchos permitiéndonos vivir experiencias que nos sirven para desarrollarnos y lograr llevar lo mejor de nosotros al público. Estas vivencias, cada una son memorables. Todas han aportado de alguna forma a nuestro crecimiento y a seguir adelante.

En mi caso llevar la corona de la República Dominicana como su representante al Miss Universo, ganar los reality shows Nuestra Belleza Latina y Mira Quien Baila. Realizar tantas entrevistas a figuras importantes, desfiles de moda y comerciales. Igual la participación en varias películas son oportunidades que valoro y que recuerdo todos los días.

Mañana me toca conducir los Premios Juventud junto a otros colegas en un evento extraordinario. Presentar y vivir la emoción de todos estos artistas y de un público que pasa juicio sobre nuestro desempeño desde sus hogares. Pero lo más que me emociona de los premios es que se realizan en la Isla del Encanto Puerto Rico. Siendo la primera vez que estos premios se realizan fuera de los Estados Unidos tenía que ser aquí. Como siempre será Gerald, un boricua quien estará a cargo de mi arreglo personal, como también una boricua será parte de mis atuendos durante la noche. Esto lo corroborarán cuando me vean esta noche frente a las cámaras desde del Choli.

Me siento anfitriona de mis compañeros a quienes con un guille (a lo boricua) les he dicho a donde comerse la mejor alcapurria y el mejor mofongo con carne frita y un poco de mayo kétchup. Les he recomendado las mejores playas y una parada obligada por la Placita de Santurce. Como buena anfitriona también les he advertido que se enamorarán de la Isla como me paso a mi desde el 2015 cuando visité Puerto Rico por primera vez.

No es difícil enamorarse de esta bella Isla como tampoco de su gente. Los puertorriqueños son amistosos llevan en su sangre un sabor especial que conquista. Se los aseguro, a mí me conquistó un boricua increíble que no sólo me ha cuidado y querido, sino que me ha enseñado lo mejor de su tierra y del valor su gente. Me ha conquistado demostrándome lo buen padre que es. Gracias Vicente por tu amor, por hacerme feliz y hacerme parte de tu querido 100 por 35.

A todos los puertorriqueños, gracias por abrirme las puertas de mi segunda casa.