Espiritualidad y sexo
Los componentes imprescindibles cuando de sexo se trata son: pensamiento, emoción/sentimiento, conducta, aspecto fisiológico y espiritual.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 8 años.
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Insisto en decir que son cinco los componentes imprescindibles cuando de sexo se trata. Te los recuerdo por si acaso, ellos son: pensamiento, emoción/sentimiento, conducta, aspecto fisiológico y espiritual, siendo este último toda una experiencia suprema para quienes tienen el privilegio de experimentarlo.
Razón por la cual le dedico a este tema una escena en mi primer libro, Acto Sexual, una experiencia cognitiva cíclica.
Ellos y ellas dicen que esa energía, esa fuerza sexual es renovadora y que sienten una presencia divina. Frases como “me siento uno con Dios, sentía que me hablaba mientras estaba teniendo sexo; Dios se reveló a través de las experiencias sensoriales y sensuales” entre otras fueron expresadas por quienes trataron de definir sus pensamientos y emociones en relación al criterio espiritualidad y relaciones sexuales y publicadas en el Journal of Psychlogy and Theology.
Experiencias similares describe el autor Clifford Bishop en su libro Sexo y Espiritualidad al señalar que el ser humano trata de encontrar un sentido a su vida a través del sexo, el espiritu, el cuerpo, la mente y los apetitos sensuales para así tratar de encontrar una explicación a su experiencia humana.
Para las parejas que viven en una relación estable y que conquistan sus posibles conflictos uniéndose cada vez más, esta unión, indudablemente, también se refleja en su vida sexual. Momento en que presencias sutiles pueden apreciarse y dónde la conexión física, mental y emocional se funden totalmente. Éxtasis sublime cuando el cuerpo, la mente, el alma y el espíritu comulgan. Quiénes lo han experimentado expresan sentir durante el sexo una sensación de maravilla y asombro, limpieza emocional, evidencia de la presencia de Dios, unión intensa, euforia y excitación física intensa.
Parejas que insisten en expresar que las relaciones sexuales cobran un significado mucho más profundo que cuando experimentan un orgasmo físico. Lo más importante para mí es reconocer que todos coinciden en que en ese momento no está presente ni la culpa, el castigo o el pecado sino más bien una unión suprema.
Parejas que señalan que los beneficios de transformación, sanación, apoderamiento, propósito, conexión pasional, sentido de gratitud y la afirmación de sus creencias divinas prevalecen en su pensamiento y emociones por mucho tiempo. Quien me conoce sabe que repudio el sexo comercial, el sexo sin sentido; el que depende de estímulos externos para provocar. Rechazo esa mala costumbre que tiene alguna gente de tratar el sexo sin respeto o consideración, proyectando la parte más negligente del ser humano. La que tergiversa la creación, lo divino, por el solo hecho de satisfacer las más bajas pasiones. Esas que cuando terminas te hacen sentir peor, con ese vacío insoportable.
Siempre digo que los orgasmos son como tocar el cielo con la mano aquí en la tierra. He tenido el privilegio de conocer el sexo divino, esa unión suprema, esa sensación de que no somos dos, sino que hay otras presencias sutiles disfrutando la fiesta. Me he visto en otros planos energéticos justo en el momento de mayor éxtasis sexual y he disfrutado de mucho placer que no siempre se origina en los genitales. Se la diferencia de un buen sexo y uno que no es digno de repetir y por eso no me conformo con menos. Eso quiero que también hagas tú, a eso te invito...
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