En ocasiones vemos personas que catalogamos como raras o maniáticas sin saber realmente la razón de su conducta. Cuando esto sucede la persona sufre del estigma y el rechazo de amigos y familiares. En ocasiones sus comportamientos "exagerados" los llevan a ser víctimas de burlas, a tener problemas en su trabajo y en su entorno en general.

Esta es la realidad de muchas personas que padecen de trastornos mentales asociados con ansiedad. De contar con el tratamiento adecuado, la aceptación por parte del individuo de su condición y compromiso consigo mismo puedan llegar a vivir plenamente. Una de estas condiciones lo es el Trastorno Obsesivo Compulsivo. Con mucha tristeza he escuchado verbalizar:

"Dra. no puedo mantener mi trabajo, llego tarde todos los días por que algo me dice que debo virar a ver si la puerta está cerrada", "no puedo usar la ATM, el solo pensar que alguien enfermo la uso antes que yo me aterra", "cada vez que alguien va a mi casa no puedo dejar de pensar que lleva gérmenes en su ropa, al irse me veo obligada a limpiar todo, mi familia me critica, he estado hasta dos días desinfectando", "para mí el estar limpio es una prioridad pero son tantas las veces que me baño y lavo mis manos que la resequedad me ha llevado a tener que ir al dermatólogo".

Esta son solo algunas de las verbalizaciones de pacientes con OCD (por sus siglas en ingles). El Trastorno Obsesivo Compulsivo es una condición de carácter crónico que se caracteriza por la aparición de pensamientos intrusos (obsesiones), recurrentes y persistentes que producen inquietud, opresión y miedo por lo que aparasen las llamadas compulsiones (conductas). De forma más sencilla, una persona comienza a pensar constantemente en que se puede contagiar de una enfermedad, por ejemplo, si toca algo infectado, este pensamiento llega repentinamente y ocupa gran parte de su día (obsesiones). 

Para evitar los altos niveles de ansiedad que esto le produce se da un comportamiento repetitivo (compulsiones) que en este caso podría ser lavarse constantemente las manos. El individuo luego se siente culpable pero aparece el pensamiento intruso nuevamente y se da la conducta para una tranquilidad emocional momentánea. Si el individuo no puede llevar a cabo su ritual aumenta la ansiedad y la angustia. Esto es como un círculo vicioso, apareciendo el pensamiento y la conducta. Las personas que padecen de esta enfermedad generalmente tienen una calidad de vida muy baja ya que la misma es agotadora mental y físicamente (Bolbes, 2001). 

En ocasiones tratan de hacer pensar a los demás que están en control y que sus rituales tienen razones, pero esto solo es una forma de manejar la reacción de otros. Hay casos en que la familia se envuelve en la conducta del paciente para evitar conflictos y porque ve la angustia que le provoca el pensamiento. Aunque el Trastorno Obsesivo Compulsivo puede surgir con diferentes cosas, algunos de los más comunes son.

Obsesiones:

Ø  Obsesión a la contaminación.

Ø  Preocupación por los gérmenes, la suciedad, las heces y enfermarse por alguna de las razones antes mencionadas.

Ø  Miedo a cometer errores.

Ø  Verificadores, necesidad imperiosa por corroborar (si cerró la puerta, si apago la estufa, entre otras cosas. Esto les genera gran malestar emocional).

Ø  Necesidad de que exista orden, ropa acomodada de cierta forma, etc.

Ø  Pensamientos repetitivos relacionados con el sexo que son contraproducentes con sus principios religiosos.

Compulsiones:

Ø  Lavar/Limpiar

Ø  Verificar

Ø  Organizar

Ø  Rezar

Es importante conocer que tiene hábitos o rituales que disfrutan pero no es que padezcan del TOC. Cuando una persona padece del Trastorno Obsesivo Compulsivo:

1.       No es capaz de controlar su pensamiento intruso.

2.       Dedica demasiado tiempo en pensar ansiosamente y en ejecutar las compulsiones que provocan dicho estado emocional.

3.       El alivio emocional es momentáneo, luego viene la culpa y al poco tiempo reaparece la obsesión.

4.       Su comportamiento afecta su diario vivir, lo limita.

5.       Podrían llegar a aislarse ante la necesidad imperiosa de realizar sus rituales.

El TOC es más común de lo que imaginamos y puede presentarse a cualquier edad, tanto en niños como en adultos. Lo importante es que si se detecta alguno de estos síntomas la persona sea tratada por un profesional. De no recibir el tratamiento necesario puede llegar a la depresión.

En gran parte de los casos el paciente no está enajenado de lo que le sucede, por el contrario, lo sabe, se sienten culpables pero no pueden evitarlo. La esperanza para los que padecen de esta condición y para sus familiares es que hay tratamiento.

La combinación de fármacos (psiquiatra) junto con el tratamiento psicológico ha resultado eficaz en mantener la estabilidad y prevenir las recaídas. La terapia conductual cognitiva lleva al individuo a aprender gradualmente sobre el manejo adecuado de la ansiedad y en la búsqueda de formas adaptativas de manejo. Como mencioné en un principio, la aceptación de una condición y la adherencia al tratamiento son la clave para sentir mejoría.

Lea, conozca lo que tiene, busque alternativas. No se detenga a pensar que usted solo puede mejorar. Es momento de parar de sufrir y hacer lo que hay que hacer para tener calidad de vida.

Si desea coordinar una cita con la Dra. Ingrid Marín Espiet, en su oficina localizada en el área metropolitana puede comunicarse al (787)222-4999.

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