En el último mes, la vida de todos los que vivimos en la isla ha estado cargada de múltiples estresores, algunos de ellos tienen solución inmediata, pero otros no los podemos controlar, generándonos ansiedad y malestar emocional. Nos preocupamos, pensamos mucho en las situaciones que nos aquejan hasta llegar al agotamiento físico y emocional.

En ocasiones, hasta nos quita el sueño pensar qué pasara el próximo día. Para algunos, este malestar dura poco, o lo manejan sin repercusiones en su estabilidad emocional, mientras que para otros perdura la tristeza, preocupación e insomnio. Se une a la ansiedad la falta de respiración, el miedo, taquicardia y una sensación de que nos vamos a morir, todo unido afectando la calidad de vida.

Cuando esto sucede podríamos estar enfrentando una crisis de angustia o ataque de pánico. Puede ser que no te haya sucedido en el pasado, pero ante tantas noticias tristes y preocupantes como lo son las relacionadas a temblores, falta de clases en el sistema educativo, el coronavirus y la muerte de Kobe Bryant, entre otras, los niveles de ansiedad hayan aumentado al punto de detenerte e incapacitarle.

Ataques de pánico

Los ataques de pánico, actualmente conocidos según el DSM 5 [Manual de Diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales] como crisis de angustia o trastorno de pánico se caracterizan por la aparición súbita de miedo intenso o de malestar intenso que alcanza su máxima expresión en minutos. Durante este tiempo, se producen cuatro o más de los siguientes síntomas: (información provista por el DSM5, 2014)

• Palpitaciones o alteración de la frecuencia cardiaca

• Sudoración

• Temblor

• Sensación de no poder respirar o asfixia

• Sensación de ahogo

• Dolor o malestar en el tórax

• Nauseas

• Sensación de mareo, inestabilidad, aturdimiento o desmayo

• Escalofríos o calor intensa

• Miedo a perder el control o volverse loco

• Sensación de hormigueo en las extremidades

• Sensación de despersonalización (sentir que no es uno)

• Miedo a morir

Son muchas las personas que han vivido o viven este deterioro en su estado de ánimo y desconocen lo que les está sucediendo. Aunque son las mujeres las que encabezan el grupo de mayor incidencia, es importante saber que nadie está exento a sufrir de un ataque de pánico. La vida lleva a las personas a tener diferentes tipos de estresores, situaciones de alegría y/o de tristeza.

En ocasiones, no nos damos cuenta de lo cargados que estamos y el cuerpo nos envía una señal, una de ellas podría ser una crisis de angustia.

Una crisis o ataque de pánico comienza de forma repentina, no se puede predecir cuándo sucederá, en algunas ocasiones ocurren cuando más tranquilo está el individuo. Podría darse que, ante el recuerdo de un ataque anterior, se produzca un ataque. Poco a poco comienzan los síntomas a apoderarse alcanzando su pico entre los ocho y los diez minutos. Muchas son las personas que acuden a salas de emergencia ya que los síntomas los llevan a pensar que van a sufrir un ataque cardiaco.

Lamentablemente, cuando el que los padece busca ayuda ya ha llegado a confrontar problemas en su diario vivir y ha sufrido demasiado. Una persona que padece de ataques de pánico llega el momento en que vive con miedo a que le suceda en cualquier momento o en algún lugar donde no podrían encontrar asistencia médica.

Recomendaciones generales:

-No se auto diagnostique, visite a su médico si ha experimentado algún síntoma para de esta forma descartar organicidad.

-No se avergüence de lo que está viviendo, conozca lo que le pasa para que pueda buscar ayuda. Amistades y/o familiares pueden decirle que ponga de su parte y que sea positivo, no se enoje con ellos. Oriéntelos una vez usted haya buscado ayuda.

Recomendaciones al sentir un ataque de pánico:

▪ De ser posible, puede tener una bolsa de papel entre sus pertenencias y respirar en ella. Inhale por la nariz y exhale por la boca. Esto lo ayudara a relajarse lentamente y a sentir que está respirando. Puede utilizar sus manos, poniéndolas en su cara tipo mascarilla de oxígeno.

▪ Busque fuentes de apoyo que lo ayuden a pasar el difícil momento diciéndole que respire y que pronto pasará.

▪ Visite al siquiatra, el tratamiento farmacológico se recomienda para trabajar los síntomas. Debe dejar a un lado el estigma erróneo de que el que visita al siquiatra está loco.

▪ Visite un sicólogo, la terapia cognitiva conductual le será de mucha ayuda.

▪ Busque actividades que lo ayuden a manejar el estrés. En ocasiones vivimos de forma tan acelerada que nos olvidamos que, como dice Walter Riso: "Mientras esperamos por vivir la vida pasa".

Nadie está excepto de pasar por una crisis de angustia o ataque de pánico. Si te identificas con estos síntomas no dudes en buscar ayuda. El continuar sufriendo, el continuar paralizando tu vida por la ansiedad no solo te afecta a ti, afecta a todos los seres que amas.

Si desea coordinar una cita con la doctora Ingrid Marín Espiet, en su oficina localizada en el área metropolitana, puede comunicarse al (787)222-4999.

Para consultas sobre este tema puede hacerlo vía email: imarinespiet@gmail.com