Nos volveremos a abrazar
El COVID-19 trajo muchos momentos difíciles, pero debemos darle paso a lo positivo.

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 5 años.
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Este pasado martes con gran alegría y esperanza nuestra isla recibió la primera fase de vacunación para el COVID-19. La noticia de que por fin se ve una luz al final del túnel ha generado gran algarabía, no solo para el sector médico, sino para toda la población.
La tristeza que nos embargaba desde marzo de este año se ha transformado en felicidad y en la espera de que llegue la fase de vacunación para nuestro rango de edad.
Los sentimientos de angustia, ansiedad, tristeza, depresión y soledad por los cambios en nuestras vidas, por las muertes y el sufrimiento de los pacientes que trajo el COVID, por mencionar tan solo algunos, pronto se convertirán en algo del pasado, aunque el recuerdo siempre estará en nuestras mentes y en nuestros corazones.
Hoy reina el entusiasmo, la esperanza y las ansias de volver a vernos como antes lo hacíamos, de abrazar a nuestros padres, a nuestros hijos y amigos.
Aunque para muchos el vacunarse es una opción inmediata y que los llevará a vacunarse sin pensarlo dos veces, para otros la incertidumbre de los posibles efectos secundarios, la desconfianza en la vacuna y el “miedo a que sea peor el remedio que la enfermedad” pululan en sus mentes.
Datos científicos y expertos en el área nos han hecho hincapié en la seguridad del proceso y la necesidad de que el 70% de la población se vacune para erradicar este mal.
Esta postura debe ser respetada pero a su vez debe ser racionalizada de forma sensata por el sector que no interesa ser vacunada. Debemos leer, informarnos por medio de los expertos en el área y confiar en que este proceso traerá salud a nuestro pueblo y a nosotros mismos.
¿Qué nos trajo esta pandemia?
- Ver que un abrazo y un beso a un ser querido es más importante que mantener coraje por eventos del pasado.
- Nos enseñó a valorar lo cotidiano y no verlo como solo " momentos”, sino como oportunidades de ser feliz, de vivir al máximo y de ser mejores seres humanos.
- Ver que la soledad duele y que debemos sacar un tiempo para visitar a nuestros seres queridos sobre todo a los envejecidos.
- Nos enseñó a ser más pacientes, a seguir instrucciones, a esperar nuestro turno y ver que la vida puede terminar en un instante si no cambiamos nuestras conductas y cogniciones.
- La pandemia nos dio la oportunidad de reinventarnos, de darle más tiempo a nuestros hijos y parejas.
El COVID trajo muchos eventos, situaciones tristes y momentos difíciles, pero debemos, por el bienestar de nuestra salud emocional, darle paso a lo positivo, cambiar nuestras cogniciones y seguir adelante.
Pronto volveremos a abrazarnos, a besar a los que amamos, a nuestros trabajos, a lo rutinario, pero también a lo nuevo. Hemos sido un pueblo resiliente, fuerte y capaz, que ha enfrentado la adversidad con entereza.
De las crisis se aprende; las crisis provocan cambios. Que esta crisis nos haga más fuertes y mejores seres humanos.
Para terminar, me gustaría recordar la importancia de seguir protegiéndonos, usando mascarillas y lavando nuestras manos.
Psicóloga clínica licenciada, conferenciante, recurso para medios de comunicación escrita, radial y televisiva. Experiencia como profesora universitaria. Práctica privada con 18 años de experiencia clínica en el área de salud mental ofeciendo servicios de psicoterapia a adultos, niños, adolescentes, parejas y comunidad LGBTT. Experiencia en preparación mental de atletas.
Natural del pueblo de Arecibo, egresada de la Universidad Carlos Albizu Miranda, Recinto de San Juan.
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