Han pasado ya tres semanas donde que uno de los desastres naturales más temidos por la mayor parte de la sociedad toco a nuestra Isla.

Lo que empezó como temblores que causaban un poco de miedo, cambio nuestras vidas cuando el 7 de enero se convirtió en un movimiento de tierra que trastocó la rutina y la estabilidad emocional de Puerto Rico, sobre todo, del área suroeste.

Desde ese día, todo cambio. Los movimientos telúricos han continuado y son miles las personas que han tenido que abandonar sus residencias e irse a vivir a diferentes refugios. Algunos, coordinados por el gobierno, el ejército e iglesias; otro, improvisados ante el miedo y la necesidad.

Aunque el desastre mayor lo fue en los pueblos de esta zona, toda la Isla ha sentido en mayor o menor escala el miedo y la impotencia al pensar que pueda volver a suceder, amenazando nuestra integridad física y la de los nuestros. Las vidas de todos se han tornado más ajetreadas que de costumbre y podríamos decir que el embate real del terremoto no necesariamente es cuando este sucede, es posterior.

Largas filas en la mayor parte de los comercios, niños sin clases y alarmas que avisan que hubo un temblor amenazan la estabilidad emocional. Miedo y estrechez son la orden del día.

Otros enfrentan la incertidumbre de si volverán a las casas que con tanto sacrificio construyeron.

Reconociendo que es una realidad y permitiéndonos sentir, debemos tener en cuenta la importancia para nuestra salud mental el poner un alto al sufrimiento y al pensamiento de desesperanza.

Es momento de dejar a un lado la tristeza, el desasosiego y el desánimo para poder levantarnos y levantar nuestra isla. Es momento de aprender a protegernos y volver a la rutina para poder sobrellevar algo que no podemos precisar ni detener.

La resiliencia es el proceso mediante el cual el ser humano se adapta a la adversidad. Adaptación no como sinónimo de conformismo sino decirnos: "No puedo cambiar lo que ya sucedió, tengo que enfrentarlo y seguir adelante".

El ser resiliente no es una cualidad innata de algunos, se trabaja y se integra a nuestra vida.

Aquí, algunos pasos para ayudarnos a llegar a ser resilientes en estos momentos de adversidad:

- Reconoce tus fortalezas y debilidades: si sabes que el exponerte mucho a el tema del terremoto te afecta, ponte límites. Un tiempo fuera para distraerte, hablar de otros temas te ayudará a no sobrecargarte.

- Cambia el pensamiento: sal del pensamiento negativo y empieza a sumar las bendiciones. Saca algo positivo de la crisis.

- Integra a tu vida el buen humor: al mal tiempo, buena cara.

- Se objetivo, pero sin dejar de ser optimista: no podemos decir que no ha pasado nada, pero sí podemos, ante la situación difícil, estar claros y positivos de que todo va a mejorar.

- Se flexible ante los cambios.

- Retoma la rutina: distracciones, meditación, hablar sobre otros temas.

- Busca apoyo cuando necesites hablar, desahogarte: el decir cómo nos sentimos es terapéutico

- Desarrolla la paciencia: cuando nos impacientamos, perdemos destrezas asertivas de comunicación, podemos ofender o mostrarnos hostiles

- Concéntrate en el aquí y en el ahora: el mantener un buen estado emocional es vital para lograr el cambio y levantarnos.

- Elimina las alarmas: lo que hacen es alarmarnos. Cuando suena una alarma de sismo es porque ya pasó. Por qué tener algo que lo que hace es ponernos a pensar que pudo haber sido peor.

- Mantén el control por ti y por tus hijos: los niños se ponen más ansiosos si ven a sus padres ansiosos.

- Aprendamos a protegernos: a tener un plan de acción familiar e individual.

- Busca ayuda de un profesional de la salud mental si te sientes deprimido, sumamente ansioso o experimentas “flashbacks”. Los psiquiatras y psicólogos estamos para aportar a tu salud mental en estos momentos.

Todo pasa y más pronto de lo que pensamos miraremos hacia atrás y esta experiencia nos habrá hecho más fuertes. Hemos visto un pueblo unido ante la necesidad de sus semejantes y eso debe hacernos sentir orgullosos de lo que somos, de cómo somos.

Hemos aprendidos a protegernos y cuidarnos de lo que no tenemos control. Hemos aprendido que las crisis provocan cambios y que estos cambios deben ser para ser mejores personas, hermanos, amigos y ciudadanos.

De interesar una cita con la Dra. Ingrid C, Marin Espiet, psicóloga clínica licenciada, puedes comunicarte al (787) 222-4999 o vía email: imarinespiet@ gmail.com