Cuanto hemos ansiado oír el reloj despertador en las mañanas, llegar a nuestro trabajo, saludar a nuestros compañeros como todo puertorriqueño... con un beso. O, el poder planificar salir un viernes a tomar algo con unos amigos y a comer en familia durante el fin de semana. Todas estas añoranzas próximamente se convertirán en “casi” una realidad.

Pero en estos momentos debemos pensar como será nuestras vidas con el COVID 19. Menciono con el COVID 19 ya que nada volverá a ser completamente como antes por lo menos por un tiempo significativo.

El estar en la casa con tantas restricciones sociales y cargados de tanta información puede habernos llevado al hastió, a la depresión y/o a la ansiedad.

Puede ser que nos sintamos como pájaros a los que le abren la jaula, quieren volar, explorar, conocer, pero no necesariamente saben cómo hacerlo y fracasan en el intento. Queremos volar, salir, volver a la normalidad, pero esto puede traer que algunos se vayan a los extremos. El extremo de salir despreocupados queriendo vivir y borrar lo vivido y el extremo del que tiene que salir, pero el pánico, la angustia y estrés que sienten los paralice y hasta llegue a enfermarlos emocionalmente.

Ambos extremos pueden traer consecuencias tanto a nivel físico como emocional.

El que sale despavorido porque ya “no aguanta más” estar encerrado y tener que usar mascarillas corre el riesgo de enfermarse. El que por el contrario sale temeroso, angustiado, hipervigilante se toma el riego de enfermarse emocionalmente.

De esta pandemia que aún no ha terminado debemos aprender que la mejor forma de salir ilesos es tomar las cosas con calma, no precipitarnos y dejar a un lado la palabra miedo sustituyéndola por ser precavidos.

1. Debemos aprender a ser pacientes. No podemos llegar a una cita y bajarnos del carro corriendo para ser atendidos. Ni a un restaurante a ser ubicados en una mesa de forma casi inmediata como antes.

2. Debemos aprender a ser empáticos. Considere a los demás, mantenga la distancia y utilice las mascarillas. Esto redundará en su salud, en la de su familia y en la de la sociedad.

3. No se sobre confíe, esto no ha pasado pero es necesario comenzar nuevamente por la economía, por nuestra estabilidad emocional. Continuar con los estilos de vida que hemos adoptado en los últimos meses con un poco más de flexibilidad hará que se sienta mejor a nivel emocional y económico.

4. Nos encanta abrazar y besar a nuestros familiares y amigos, es parte de nuestra idiosincrasia. El mantenerse sin besos ni abrazos no lo hará un ser distinto ni distante, lo hará un ser consciente. Pronto nos volveremos a saludar como siempre lo hemos hecho.

5. Todos los cambios son difíciles de hacer, pero tenemos el poder de la adaptación.

6. El estar ansioso no ayuda a ser precavido, nos hace cometer errores. Si entiende que este proceso le ha traído altos niveles de ansiedad que no puede manejar busque ayuda profesional.

Es de conocimiento general que todos nos sentimos agobiados, fatigados, abrumados con algo que no esperáramos vivir. Es normal querer salir, correr, nadar, socializar y hasta ir de compras. También es normal tener miedo, desconfianza, incertidumbre y desasosiego. Ambos sentimientos son válidos, pero con ambos extremos debemos trabajar para poder volver a ser uno de los países más alegres del mundo.

Cuídate, cuida a los tuyos. Amate por sobre todas las cosas y esto empieza cuidando tu salud física y emocional.

Si desea coordinar una cita con la Dra. Ingrid Marín Espiet, Psicóloga Clínica Licenciada puede comunicarse al (787)222-4999.

Para consultas sobre este tema puede hacerlo vía email: imarinespiet@gmail.com