Es en la primavera que todo comienza. Es en este momento que todo debe ponerse en marcha para que las cosas se desarrollen poco a poco. Hay que preparar el campo para que con la ayuda de los elementos todo crezca sin mucho esfuerzo. Tomemos consciencia del espacio a nuestro alrededor. Es este espacio el canvas de nuestra vida. Es en la interconexión de las partes que se genera el Todo. 

Cuando nos preguntemos como podemos empezar a movernos. Podemos poner en práctica los principios indígenas o chamánicos de manifestación. Por eso hay que ir a lo básico. Hay que conectar con los elementos como parte de nuestra vida diaria. Solo quedan unos días para que se acabe la Primavera (hasta el 20 de junio) y por ello se debe enfocar en estos principios para poder adelantarnos en ella. 

Tengamos presente la Tierra. Todos los días hagamos unos minutos de ‘grounding’ o enraizamiento. Esto se logra al simplemente tomar conciencia de nuestros pies en el piso. Es mejor hacerlo descalzos para realmente sentir la superficie debajo de nosotros. Mientras lo hacemos podemos cerrar los ojos y visualizar como hay raíces que imaginariamente salen de nuestros pies y se conectan con la Tierra. También, el enraizamiento se puede hacer observando algún árbol por unos 3 minutos. O hasta abrazando un árbol por algunos instantes. 

Activemos el fuego a través de una pequeña visualización con una vela roja. Al tener la vela frente de nosotros, podemos visualizar como la llama imaginariamente se adentra en nosotros. La misma activa cada célula de nuestro cuerpo generando calor. Es el calor lo que nos ayuda a movernos más fluidamente. También podemos hacer una fogata si es fácil y segura hacerla y hacer lo mismo que con la vela. Otra forma de conectar con el elemento fuego es a través de un té que nos genere calor interno como el de jengibre. Cada vez que necesitemos de ese movimiento para hacer las cosas a lo largo de la primavera podemos tomarnos esto y así generar el movimiento desde adentro. 

Conectemos con el aire de diferentes maneras. Este elemento podemos conectar con él a través de la respiración. Cerremos los ojos y simplemente notemos el ritmo de nuestra respiración. De otra forma podemos (con los ojos cerrados) sentir cómo el viento ‘toca’ nuestra piel y como el mismo nos cobija en todo momento. También, podemos conectar con el viento a través del sonido. Escuchemos música que nos inspire. Que nos haga recordar quien somos y de dónde venimos. 

Y, por último, el agua. Ten presente que el agua es el elemento más importante para esta Tierra y, por ende, para nosotros. El que tú hagas este pequeño trabajo de conexión con este elemento tiene un efecto más grande del que te imaginas. Ayudas a que en nuestro planeta haya más consciencia de este preciado elemento. Cuando conectas con el agua, inmediatamente dejas de desperdiciarla. Conecta con el agua que tomas, la que encuentras libremente en la naturaleza a través de la lluvia, en el mar, río y hasta con la que te bañas. Simplemente toma unos minutos para ver como rocía tu cuerpo o el ambiente alrededor. Esta toma de consciencia ayuda a que tengamos más agua y hasta quizás a que en los sitios donde escasea puedan tener acceso a ella de algún modo. Tu conexión con el agua, las bendiciones y tus oraciones hacia ella elevan la vibración de este elemento para que esté sano y realmente pueda cumplir con su propósito aquí en la Tierra. Les comparto mi oración favorita de conexión con el agua para hacerla al menos una vez a lo largo de la primavera pero que recomiendo tenerla muy presente a lo largo de nuestra vida:

¡Bendita Agua!

¡Hermana Agua!

Te ruego compartas conmigo tu espíritu.

Entrégame la serenidad de un lago azúl

brillando bajo el sol de algún rosado atardecer.

¡Bendita Agua!

¡Hermana Agua!

Dame la sencilla flexibilidad del río

serpenteando alegre en su cauce… en su Camino.

Que feliz recorre alturas y llanuras…

arideces y húmedas espesuras.

Entrégame el misterio, la profundidad y la fuerza

que encierras en los mares…

Suelta hermana una gota de mar para mí…

quiero conocer el secreto escondido que allí guardas.

Béndiceme con la lluvia.

Llueve, llueve en mi corazón,

lava la tristeza y conviértela

en el brillante murmullo de algún río. 

¡Gracias hermana!!!

¡Gracias!

Que tu bendito Ser esté siempre para calmar nuestra sed

y tu luz nos deje siempre sedientos del Gran Espíritu!

Amén.

¡Muchas bendiciones en la primavera y siempre!