Apego, amor y tus relaciones
el problema en la vida adulta no es cuán apegado uno se encuentra en una relación de pareja, con los hijos, las amistades, la familia, al trabajo o a quien sea, sino cuanto ese apego aporta a la supervivencia

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 6 años.
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Se está expuesto toda la vida a mantener alguna relación solo por apego que es igual a costumbre o la respuesta al miedo a estar sin esa persona. Hacerlo raya en la irracionalidad, pues todos hemos podido estar sin nadie en muchos momentos de nuestras vidas. Ninguna relación nos acompaña desde el vientre de nuestra madre (excepto la relación con ella).
Aun con la madre se experimenta el desapego mientras se va creciendo. Se balancea esa dualidad apego-desapego que otra manera de nombrarlo es amor-desamor. Y es en esto que quiero enfocarme. El apego saludable es realmente amor. Es amor hacia uno mismo. Es a través del apego primario, por ejemplo, que como niños sobrevivimos. Sin otra persona no pasamos las primeras etapas de vida.
Entonces, se puede decir que la supervivencia humana requiere de apego. Así que el problema en la vida adulta no es cuán apegado uno se encuentra en una relación de pareja, con los hijos, las amistades, la familia, al trabajo o a quien sea, sino cuanto ese apego aporta a la supervivencia. En otras palabras, se necesita que el apego sea saludable y producente al bienestar personal. Esto es lo que hay que monitorear. Para que sea útil para nosotros, el apego necesita traer funcionalidad a nuestras vidas.
Cuánta funcionalidad trae un apego es lo que hay que mirar constantemente. El conjunto de la incondicionalidad, las sensaciones y los afectos que surgen al tener a alguien cerquita, el que las necesidades personales se llenen y que haya una utilidad para ti es lo que hace que una relación sea de apego saludable. En ocasiones, nos confundimos y nos alejamos esta verdad por toda la información presente en los medios que presenta conceptos psicológicos de manera errada.
Querer tener la meta de estar en desapego total es uno de esos errores. Simplemente, no podemos vivir así sin ningún apego. Piénsalo un momento y verás que es cierto. Como especie esa es nuestra verdad. Ahora, psicológicamente, lo que se quiere es lograr que la mayoría o todos nuestros apegos cumplan su cometido que es contribuir en nuestro mayor bien. Y, ¿cómo se logra?
Para empezar, hay que aceptar esta realidad. Internaliza que necesitas de otra gente en tu vida. Gente que verdaderamente contribuya. Acepta esto y ya tienes gran parte del camino completado. Además, acepta que todas tus necesidades o tu mayor bien no lo trae una sola persona a tu vida. Es un conglomerado de personas que hace que se nutran todas tus necesidades para ser tu mejor versión y manifestar una vida congruente con ello.
Las relaciones de apego saludable poseen unas características básicas. Si las sabes y las tienes presente puedes mantener el monitoreo activo. Incluso, identificar cuando una relación cambia y se vuelve tóxica o no producente a tu bienestar. Grábate esta información y utilízala para que vivas desde el apego, amor y unas relaciones que aportan genuinamente a tu presente-futuro.
Características de una relación de apego saludable incluye lo siguiente: (Esto todo lo debes mirar desde el ojo de la funcionalidad o cuánto verdaderamente aporta cada relación a tu vida.):
1. Se siente bien la mayoría del tiempo.
2. Trae calma a ti.
3. Puedes confiar plenamente en la persona.
4. Te expresas y valida lo que dices.
5. Concretamente aporta a tu bienestar (consejos, acciones, pensamientos son pro tú).
6. En momentos de angustia, está ahí y te da lo que necesitas así sea un oído que escucha (recuerda que no todas las necesidades las puede llenar una sola persona, pero aunque sea una parte lo que aporte que realmente APORTE).
7. Conexión que va más allá de lo que puede explicarse (telepatía, solidaridad, bondad en los ojos, el alma se expande cuando le ves o estas cerca).
8. No te pone en riesgo en ningún momento.
9. Expresa cariño y afecto y se siente bien.
10. Genuinamente quieres tenerle en tu vida.