La gratitud como complemento a la felicidad
Te comparto unas claves para guiarte en esa acción de dar gracias diariamente.

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 9 años.
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Todos queremos ser felices. Sin embargo, es una de las tareas en las que muchas veces tenemos los más grande retos. Lo primero es que no podemos ver la felicidad como este estado lejano a nosotros que se logra de forma mágica. Hay que verlo cerca; tan cerca como en la cotidianidad.
Una forma de acercarnos a la felicidad es a través de la gratitud. La capacidad que todos tenemos para dar gracias nos permite conectarnos de manera fácil con la felicidad. Ambas se complementan, pues usualmente son aquellos momentos, eventos, personas y situaciones que nos generan alegría o felicidad, los que se nos hace más fácil agradecer. Dejemos que esas sensaciones se entre mezclen en nuestro cuerpo. En el momento que estemos felices y contentos estimulemos la presencia de la gratitud y viceversa. Cuando se nos dificulte una vayamos por la otra. Esa conexión nos mantiene ágiles a la hora de pensar y decidir el futuro.
Ya que en esta semana el tema de la gratitud está en su máximo esplendor, podemos aprovechar este ímpetu colectivo para motivarnos a emprender una práctica de gratitud consciente para complementar y abonarle a la felicidad. Para ello, hay que enfocarse en lo alcanzado y logrado; mientras más concreto mejor. Escojamos como foco al menos 10 algos por los que dar gracias. Esa lista puede ser el enfoque del Día de Acción de Gracias, pero también de todo el mes y pico que queda antes de finalizar el año.
Tener esta conciencia de gratitud de esta forma fácil y sencilla aliviana la práctica. Procuremos que el agradecer lo hacemos de forma genuina. No sirve el agradecer por agradecer. De hecho, hay que reconocer que hay días en los que no se está sintonizado con la actitud de agradecimiento y eso también está bien. Cuando se tiene es cuando, entonces, se debe aprovechar para avivar el sentimiento a través de la práctica.
Está demostrado que tener una conexión con la sensación y actitud de gratitud ayudan a que nuestro cerebro esté más saludable y, por ende, feliz. La felicidad se vuelve más real y posible. Incluso se crean conexiones neuronales que apuntan a que los pensamientos comiencen a ser más positivos. La actitud del positivismo se engrana más en nosotros. Las opciones y posibles soluciones a las dificultades se cultivan desde ese estado de bienestar constante.
Una vez se conecta con la gratitud, hay que darle mantenimiento (lo mismo que se hace con la felicidad). Aunque se puede llevar a cabo un récord diario de las razones por las que dar gracias, nada es más efectivo que la misma acción de dar gracias. Verbalicemos “gracias” más frecuentemente. Tomemos instantes a lo largo del día para reflexionar sobre: “¿cómo puedo decir o dar gracias hoy?" Del pensamiento hay que moverse a la acción. Quizás esto sea algo nuevo para nosotros, por lo que puede sentirse incómodo. Después que sea genuino, vayamos más allá de la incomodidad y accionemos en gracia.
A continuación, te comparto unas claves para guiarte en esa acción de dar gracias diariamente. Te recomiendo que incluyas la acción de dar gracias en tu día a día de esta forma:
1. Por los servicios que recibes.
2. A la gente cercana por estar.
3. Los favores y bendiciones que recibes a diario.
4. Tomando conciencia de lo logrado.
5. Estimulando la memoria de momentos gratos del pasado y dale las gracias a los involucrados.
6. Cada vez que sientas contentura, da gracias a tu ser por poder experimentarla.
7. Resalta la bondad universal cuando las cosas salen bien “al azar” dando gracias a ese orden divino.
Haciendo esto complementas tu felicidad. Vale la pena lograrlo.