La adopción es un regalo de amor para todos los involucrados. Es uno de los procesos de desprendimiento y amor más hermoso que se puede hacer y que perdurará para siempre.

Muchos ya deben conocer mi historia. Tuve la bendición de ser adoptado por una familia que me brindó mucho amor, cariño, apoyo; dándome las herramientas para enfrentar los retos que la vida nos trae. De eso se trata la adopción, de dar y recibir amor.

También muchos conocen que tuve el privilegio de brindar ese regalo de amor hace unos años cuando, junto con mi esposa, adoptamos una maravillosa niña que desde su llegada llenó nuestro hogar con su chispa, cariño y, sobre todo, amor.

Por muchos años, el proceso para adoptar un menor en Puerto Rico estuvo enmarcado por la burocracia y retrasos judiciales que solo servían como disuasivo para muchos y desalentaba a otros tantos que habían iniciado los trámites y no veían movimientos en sus casos.

El proceso de adopción ha cambiado dramáticamente durante las pasadas seis décadas. Por ejemplo, mi trámite se extendió por 18 largos años y es testimonio del gran amor que tenían mis padres que jamás claudicaron durante el proceso, a pesar de la burocracia y retrasos sin justificación.

Por eso cuando mis compañeros me otorgaron la confianza de presidir la Cámara de Representantes en el cuatrienio 2017-2020, una de mis prioridades fue reformar el sistema para hacerlo más ágil, menos burocrático y atemperado a la realidad del Puerto Rico de la segunda década del siglo 21.

Construimos sobre el primer gran cambio en los procesos de adopción desde la década de los sesenta. En el 2009, bajo la presidencia de Jenniffer González, se impulsó la aprobación de lo que fue la Ley 186-2009, mejor conocida como la ‘Ley de Reforma Integral de Procedimientos de Adopción de 2009′, la cual agilizó por primera ocasión muchos de los procesos que antes se perdían en el trámite burocrático.

Sin embargo, a pesar de los cambios introducidos mediante la Ley 186-2009, la misma necesitaba ajustes. Por eso, una de mis primeras funciones como presidente de la Cámara fue la radicación del Proyecto de la Cámara 29, el cual se convirtió en la Ley 61 de 2018 (Ley de Adopción de Puerto Rico).

Este nuevo estatuto legal tiene el propósito de codificar, bajo una sola ley, los aspectos sustantivos y procesales que regulan la adopción; modernizar, agilizar y uniformar el proceso.

Otro aspecto importante de la ley es que permite adoptar, además de las parejas casadas, a las parejas unidas por relación de afectividad análoga a la conyugal. También, se les permite adoptar individualmente cuando es el hijo menor de su pareja en los mismos términos que puede hacerlo un cónyuge con el hijo menor de su otro cónyuge.

Para apoyar la ley se implementó una campaña, que hoy en día aún continúa, enfocada en fomentar la adopción. A diferencia de otros intentos, la nueva vertiente tiene como eje las organizaciones sin fines de lucro.

Entidades como Adopta Ahora y AdoptandoPR se encuentran constantemente realizando foros educativos, talleres de orientación y acciones mediáticas que impulsan este regalo de amor. Mientras el Departamento de la Familia también ha tenido un rol protagónico.

Hoy, 27 de enero, se cumplen seis años desde la entrada en vigor de la Nueva Ley de Adopción y ha sido mucho lo que se ha logrado.

Unos 165 menores fueron adoptados en el 2018 y 241 en el 2019. Los terremotos de principios del 2020, junto con la pandemia del virus del COVID-19 tuvieron un impacto en todos los procesos, incluyendo la adopción. Sin embargo, los pasados dos años han demostrado que la ley continúa funcionando.

De acuerdo con datos del Departamento de la Familia, en el 2023 se lograron unas 154 adopciones, cifra que superó las 135 correspondientes al 2022. Por otra parte, el Registro Estatal Voluntarios a Adopción (REVA) cuenta en estos momentos con 312 familias buscando adoptar, con unas 115 ingresando en el 2023.

Esto son excelentes noticias, pero falta más por hacer.

Todos pensamos que los niños que se encuentran en el proceso de adopción son menores bebés, ninguno mayor de los 3 a 4 años. Pero esa no es la realidad. El 90 por ciento de los menores en espera de conseguir un hogar, una familia, superan los 5 años. Es esencial que la adopción sea para todos los menores. Esta es un área que debemos continuar enfatizando.

Mi exhortación a toda persona interesada en dar ese regalo; hágalo. No hay algo más hermoso que brindar su amor a un menor y créanme, no hay nada más especial para un adoptante que ese amor que siempre se recibe del menor.