Por: Dra. Gilmarie Mendoza Robles / profesora universitaria

A mediados de marzo nuestras actividades rutinarias cambiaron y también el proceso educativo, esto a consecuencia del coronavirus. Los estudiantes tuvieron que hacer ajustes para recibir sus clases de forma remota y los maestros adaptaron sus estrategias, lecciones, actividades e interacciones para facilitar sus cursos. Es en estos momentos, que el concepto de comunidades de aprendizaje gana terreno. Partiendo de su definición, las comunidades de aprendizaje son un espacio en donde individuos tienen metas mutuas, relaciones mutuas y demuestran preocupación entre otros (Arends, 2012). Es también definida, como un grupo de personas que aprende en común, utilizando herramientas comunes en un mismo entorno (García, 2002).

Las comunidades de aprendizaje han demostrado ser beneficiosas. Los estudiantes manifiestan ser exitosos en estos ambientes, la conducta tiende a mejorar ya que se involucran con su equipo y con el aprendizaje, el diseño es ideal para que los estudiantes se sientan respetados y valorados en función con la adquisición de conocimiento nuevo. El docente es facilitador y partícipe del proceso educativo y fomenta un salón democrático. En este momento de distanciamiento social, estos ambientes de aprendizaje deben estar apoyados por la tecnología.

Estamos a tiempo para transformar o renovar nuestras prácticas pedagógicas"

-Dra. Gilmarie Mendoza Robles / profesora universitaria

Para construir una comunidad de aprendizaje desde la distancia, el docente debe explorar la realidad de sus alumnos en cuanto a la infraestructura tecnológica en el hogar, equipos, espacios para estudio, apoyo familiar y destrezas con el uso de herramientas tecnológicas. Por ejemplo: un maestro puede planificar una reunión con sus estudiantes de forma sincrónica, pero en el hogar de algún estudiante puede existir solo una computadora o ninguna, o tal vez alguno de los encargados trabaja desde el hogar y no esté disponible el equipo para el estudiante en ese momento. Ante esta posibilidad, es conveniente grabar la sesión para el estudiante (o buscar medios alternos) y en el tiempo conveniente del día podrá acceder a la misma. Estas consideraciones nos demuestran a un maestro empático, flexible y sensible. Los estudiantes y padres valoran estos gestos.

De acuerdo a Burden (2013), en cualquier comunidad de aprendizaje debe existir un entorno seguro en el que los estudiantes se sientan cómodos preguntando, pidiendo ayuda y apoyando a otros. La comunicación debe ser abierta en donde se conozcan las necesidades y preocupaciones con el curso. Se deben fomentar oportunidades para que todos los estudiantes interactúen y se conozcan (foros de discusión, vídeos cortos, dibujos, etc.), esto permitirá armonía para los trabajos colectivos. Estas comunidades trabajan hacia un fin común o meta compartida al aprender trabajando juntos.

El énfasis de este modelo es la creación de una cultura de colaboración y presenta el fortalecimiento de destrezas para la vida: solución de problemas, manejo de conflictos, liderazgo, oratoria y pensamiento crítico. Estamos a tiempo para transformar o renovar nuestras prácticas pedagógicas.

Arends, R. (2012). Learning to Teach (9th ed.). New York: McGraw Hill

Burden, P. (2013). Classroom Management (5th ed.). New Jersey: Wiley

García, N. (2002). Las comunidades de aprendizaje. Recuperado de

https://www.um.es/ead/red/6/comunidades.pdf

Dra. Gilmarie Mendoza Robles
Dra. Gilmarie Mendoza Robles (Suministrada)