Con asombro, miles de ciudadanos vimos el asesinato de George Floyd. Fuimos testigos de un acto de crueldad que nos conmovió el alma. Las voces de indignación no tardaron en surgir y denunciar que su muerte fue un atropello, un acto de humillación y abuso de poder, no solo contra los negros, sino contra todos los que luchamos contra el racismo.

Soy mujer. Soy negra. Conozco el discrimen de cerca. Muchas personas piensan que, porque estamos en el año 2020, el racismo es un tema del pasado. Pero la tecnología, específicamente las redes sociales, nos permitieron ver en directo este asesinato y nos recordaron que nuestra lucha por erradicar esta manifestación de odio no ha culminado y urge educar sobre las maneras de evitarlo.

Como a tantos, este crimen me hizo recordar muchas experiencias de mi vida en las que me he sentí discriminada, simplemente por ser negra. Recordé mi niñez y las veces que me hicieron sentir diferente, las instancias en que no podía comprender acciones o comentarios de otras personas, simple y sencillamente por mi color de piel.

Detrás de la frase “porque negro es mi color”, poco a poco descubrí lo que significaba tener un rostro negro en una sociedad que, aunque lo niega, discrimina por razón de raza.

Al ver estos actos de devastación humana que llevan a quitar la vida de una persona, es inevitable sentir miedo a que nos toque vivir lo mismo en algún momento, en cualquier circunstancia. No es momento de hacernos de la vista larga y pensar que es un problema solamente de los negros. Esto es un problema que nos afecta a todos como pueblo.

Martin Luther King dijo en uno de sus mensajes que “nada en todo el mundo es más peligroso que la ignorancia sincera y la estupidez a conciencia”.

Cada día de mi vida descubro la influencia que tenemos los que presentamos nuestro rostro negro y asumimos posturas retantes ante la sociedad. Esperamos ser valorados como seres humanos que añoramos abolir la desigualdad en todas las esferas de la sociedad.

Necesitamos educar más sobre nuestra esencia y levantar la voz unidos. No podemos seguir permitiendo la desigualdad y falta de oportunidades para los negros y negras.

Soy mujer. Soy negra. Soy la alcaldesa de Gurabo. Gracias a mi familia superé y combatí ataques racistas. Hoy los convoco a evitar y a luchar contra los prejuicios.

El asesinato de George Floyd nos revive el sentimiento de lucha. El llamado es a preservar este deseo de manera que hagamos valer todo lo bueno que se puede encontrar detrás de un rostro negro.