Por: Armando Valdés Prieto / analista político

Siempre me doy contra la misma pared: pensar que el Partido Nuevo Progresista (PNP) va a actuar de manera racional. Vamos, muchos políticos, de todos los partidos, cojean de la misma pata. Pero en el PNP es regla y no excepción.

Esta semana, contra toda lógica, la mayoría legislativa decidió que una mera censura sería un castigo cruel e inusitado en el caso de ese prócer de la Placita conocido como Georgie. Lo sensato, lo políticamente conveniente, lo correcto, habría sido censurarlo. Por el contrario, en apenas unos minutos, despacharon el informe de la Comisión de Ética, dominada por el propio PNP, y añadieron otro capítulo más al extenso libro de agravios y papelones con el cual los electores habrán de entrar a las casetas de votación en noviembre.

¿Qué habría hecho más sentido? Consideremos que Georgie representa un distrito que difícilmente el Partido Popular Democrático (PPD) o cualquier otra colectividad, logrará arrebatarle al partido de gobierno. Sea por su carisma e intelecto, o por la composición del distrito que agrupa a importantes bastiones de dicho partido, como el sur de Guaynabo y el municipio de Aguas Buenas, lo cierto es que el riesgo de que Georgie pierda, aun con una censura de la Cámara, es bajo.

Por ende, el PNP habría hecho bien en censurarlo para distanciarse de su bochornoso comportamiento sin poner en jaque el distrito. A nivel nacional, le habría dado a quienes corren bajo esa insignia un respiro y justa razón para alardear que actuaron contra el indecoroso legislador. Al hacer lo opuesto, intercambian su marca de fábrica: la palma por Cantalicio.

Tal error, en pleno año eleccionario, podría costarles mucho. No es solo la división política creada en la Cámara con la renuncia de cuatro integrantes de la Comisión que recomendó la censura de Georgie. Los últimos tres cuatrienios en los que el PNP ha ostentado mayoría en la Legislatura han colmado la paciencia del puertorriqueño. Las dietas y los estipendios de vehículos -eliminados por el PPD el cuatrienio pasado-, la expulsión de Iván Rodríguez Traverso y Ramón Rodríguez Ruiz, las renuncias de Roberto Arango y Guillermo Miranda, el vídeo 59 y el de Georgie acosando a una periodista americana, los escándalos de corrupción en la Superintendencia del Capitolio, en fin, toda una letanía de horror y desvergüenza.

Esta semana el PNP se convirtió en el partido de Georgie Navarro. Todo el que vote bajo ese emblema, particularmente por sus candidatos a la Cámara, no hace otra cosa que refrendar la acción del cuerpo y gritar a los cuatros vientos que ya no les importa, en lo más mínimo, la ética ni el modelaje moral de sus representantes electos.