Este mes se hace efectiva la orden presidencial de dejar por terminada la emergencia salubrista, acompañada por el fin de la declaración de pandemia del COVID-19 por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Es importante que la población pueda reconocer que el COVID-19 es una enfermedad que no está erradicada. Gracias al acceso rápido y sin costo a las vacunas, el estudio de la enfermedad y los tratamientos desarrollados, la enfermedad ha sido controlada, pero no eliminada. Vemos como las medidas de prevención se han relajado, pero los expertos coincidimos que aún no hay un panorama claro a futuro.

El virus seguirá evolucionando y por tal razón, tendremos que continuar vacunándonos anualmente a modo de prevención. Mientras entramos en la transición de una enfermedad novel a una endémica, lo que significa que tendrá una presencia constante en nuestra población, es esencial que podamos entender cuál es nuestra responsabilidad de cómo cuidarnos en esta etapa.

Dra. Marianyoly Ortiz-Ortiz, directora ejecutiva del Fideicomiso de Salud Pública de Puerto Rico
Dra. Marianyoly Ortiz-Ortiz, directora ejecutiva del Fideicomiso de Salud Pública de Puerto Rico (JOSE RODRIGO MADERA)

A tales efectos, compartimos las recomendaciones que siguen siendo efectivas contra los contagios de enfermedades infecciosas.

  • Mantener vacunación y refuerzos al día. En particular para el COVID-19, ponerse la vacuna bivalente que protege contra la variante omicrón.
  • Observar las medidas de prevención aprendidas de lavado de manos, distanciamiento y el uso de mascarilla, especialmente si estas enfermo o en lugares concurridos.
  • Continuar atentos al acontecer del COVID-19 y permanecer informados de fuentes confiables.

De igual manera, sugerimos a entidades de salud y de gobernanza a adoptar las siguientes recomendaciones para fortalecer nuestra respuesta contra esta y otras enfermedades.

  • Apoyo y desarrollo de investigaciones para conocer las secuelas a largo plazo del COVID-19.
  • Promover la capacitación de los profesionales de salud ante los hallazgos de la enfermedad.
  • Implementar una fuerza de trabajo comunitario colaborativa para reforzar medidas de prevención y cambios de hábitos en la población.

Si bien es cierto que durante la pandemia vivimos momentos de aislamiento, pérdidas y desolación, la eventualidad salubrista generó colaboraciones entre el gobierno, la academia, y el sector privado y fortaleció nuestro sistema de salud.

Luego de tres años de declarada la pandemia, entramos en una nueva etapa en la que la prevención, el autocuidado, la vacunación, la capacitación del personal de salud y el despliegue de promotores de salud comunitaria continúan siendo componentes vitales en el ecosistema de salud de Puerto Rico. Además, el adelanto de la telemedicina que ha brindado mayor acceso a la salud en poblaciones remotas y comunidades vulnerabilizadas.

Esta realidad ha permitido vislumbrar que, a pesar de los retos, debemos continuar esfuerzos en conjunto para crear soluciones desde la experiencia y la evidencia científica para la salud y bienestar de todos.