Nos encontramos a poco menos de un año de las elecciones y junto a ello, la necesidad de tener conversaciones sobre nuestra situación política. Por mucho tiempo, la discusión se ha limitado a hablar sobre los partidos políticos que han ganado la gobernación y/o la legislatura, es decir, rojos o azules (bipartidismo). Sin embargo, la política es mucho más que eso.

La política, en arroz y habichuelas, es el acto de toma de decisiones, organización colectiva, asumir posturas y la búsqueda de soluciones en consenso para el beneficio de las sociedades. Teniendo presente lo que es política, todo es político, desde la decisión de levantarse de la cama en la mañana para luchar un día más, hasta someter un documento en alguna agencia pública del país.

Conversar sobre política siempre ha tenido un mal sabor entre las personas y no es para menos cuando se trata de un pueblo que ha experimentado en carne propia los efectos de las malas decisiones de nuestros gobernantes. Esto se ha traducido en un desinterés en la participación electoral que se ha transformando poco a poco, particularmente en la juventud puertorriqueña. Así lo reflejan datos de la Comisión Estatal de Elecciones (CEE) publicados por 9 Millones, en el 2020 había un total de 2,355,894 electores hábiles y de ellos 974,928 tenían menos de 45 años.

Somos la generación que ha sobrevivido todas las crisis desde la corrupción en el gobierno hasta los desastres naturales hemos pasado. Esto no quita que todos los días hay un joven dando la milla extra por transformar el Puertorro en crisis constante que heredamos, desde aquel que se levanta a las 6:00 a.m a trabajar en la panadería de su pueblo hasta el que está haciendo sus estudios graduados para echar para adelante esta tierra que tanto amamos. Son estos escenarios los que nos obligan a ocupar la mesa.

Estar en la mesa implica cambiar el discurso sobre cómo vemos y actuamos hacia la política. Comenzar a apoderarnos de los espacios y conversaciones políticas para asegurarnos de dar un voto consciente.

La mayoría sabemos o entendemos que el mayor acto político y democrático ocurre cada cuatro años al momento de ejercer el derecho al voto. Pero ¿sabemos qué debemos hacer luego de votar? ¿Sabemos cómo velar porque las personas electas nos representen y tengan el mejor interés de trabajar por Puerto Rico? Nuestra decisión tiene el poder de mejorar o deteriorar nuestras condiciones de vida. Hacerse sentir se puede ver en organizar tu comunidad, escuela o universidad, participar en conversatorios, ocupar las legislaturas municipales, luchar contra los recortes a la educación pública, la crisis de salud y vivienda, las violencias de género, el cambio climático y el caos energético.

Urge incomodar e incomodarnos y conversar sobre la política cotidiana, así como los temas que se van a discutir en los debates del 2024. Para esto, es importante que utilicemos todos los recursos a nuestras manos desde el periódico impreso, radio, podcast hasta seguir páginas como Proyecto 85, La Ruta de las Mujeres, Política en Arroz y Habichuelas, Espacios Abiertos, entre otras que irán surgiendo en el camino de cara a las elecciones de 2024.

Sería cool que, con ese pana que vayas a estudiar o hasta darte una “beer”, puedan hablar sobre qué les preocupa de su día a día. No cerrarse a la idea que para hablar de política no se necesita estar en un lugar “fancy” o entre paredes de mármol. Tenemos la tarea de identificar esas caras que aspiran a ser nuestros gobernantes, alcaldes/as, legisladores municipales y estatales que afectarán nuestro presente y futuro. Hagamos las preguntas sobre sus propuestas de país antes de votar.

La juventud sí está en la mesa, pero aún nos falta. ¿Qué harás tú? Date cuenta y participa. Inscríbete para votar, recuerda que ya puedes hacerlo en línea a través de la página del CEE https://ere.ceepur.org.

(Eunice Ortiz Nieves, estudiante de Maestría en Trabajo Social, UPR Río Piedras, es coautora de este escrito).