“Hacia el este de las Islas Antillanas, desde el mar a la montaña fue creando, el más bello de los pueblos de Borinquen, al que Dios canta una nana en su regazo”

Naguabo... La cuna de grandes artistas; un pueblo bendecido por Dios, uno donde dejamos de ser de nosotros para ser de los demás. Habitado por gente humilde, donde el que nos visita se lleva consigo agradables memorias, donde hay otros que no quieren salir y desearían permanecer.

En el pasado, algunos de sus conspicuos residentes fueron Ramón Ortiz Rivero “Diplo”, quien fue un ilustre comerciante, actor, escritor y compositor, desempeñándose en el teatro, la radio, el cine y la televisión. Un extraordinario ser humano que enfrentó las injusticias sociales. Un caballero con un corazón formidable, humanista y patriota. Fue el pionero en caminar una extensa distancia con la finalidad de recaudar dinero a beneficio de la Liga Puertorriqueña Contra el Cáncer.

También Carmen Delia Dipiní, quien fue cantante y compositora musical. Homenajeada en múltiples ocasiones por su gran desempeño y talento. Esta ingeniosa mujer, se mantuvo en el campo de la música hasta su último momento. Algunos de sus temas reconocidos son “Amor perdido” y “Congoja”.

Pedro Flores, quien fue un estupendo compositor musical puertorriqueño. De su vasta colección musical un tema reconocido: “Bajo un palmar”.

Inés María Mendoza, quien fue ensayista y educadora. Inició en la pedagogía a su corta edad de 17 años. Sus abundantes escritos fueron reseñados en medios nacionales e internacionales. Se desempeñó en varias organizaciones educativas y culturales. Fiel protectora de la hermandad hispana. Una mujer que se singularizó por ser de postura firme y segura. En sus escritos muchas fueron las citas incluidas, una de las más reseñadas “La fuerza del país está en el país”, de quien fue también primera dama de nuestra isla.

“Quiso Dios bendecir a mi Naguabo con la tierra, con los bosques, con las fuentes, y su mar, bello espejo del oriente, donde el cielo jugueteaba al arrebol”

En Naguabo, en ésta nuestra porción de tierra, somos bendecidos de poder deleitar valles, montañas, ríos, playas y fuentes. Para nosotros los naguabeños, nuestro pueblo es una alhaja.

Poseemos magnificas áreas de disfrute; con centelleantes y coloridos horizontes, donde vemos la creación del Todopoderoso. Nuestro amanecer y atardecer es inimitable. Con holgada variedad de tonalidades de verdor, abrazados por la falda de El Yunque; con aire puro y limpio; lleno de paz que recargan nuestras fuerzas.

Nuestros ríos y playas con aguas templadas y cristalinas. Venir a Naguabo y situarnos en estos lugares es otra cosa; sinceramente, nada como Naguabo. Algunos de nuestros espacios emblemáticos son el río El Hippie, el Malecón, el Tropical Beach, la Fanduca, la bandera en nuestro casco urbano, entre otros. Nuestras fuentes, aunque hace un largo tiempo no las contemplamos; pero, próximamente las podremos apreciar.

“Mi Naguabo del querer, mi Naguabo del soñar por tus calles me crié y tu plaza fue mi hogar”

Es un orgullo ser naguabeño. Pueblo con el amor que rebosa, donde todos nos conocemos. En fin, somos familia.

Aún mantenemos la cultura de ser la cuna de grandes artistas en diferentes áreas, en el deporte peloteros como Edwin Díaz “Sugar” y Martín Maldonado “Machete”.

Los enchumbaos de pura cepa no olvidamos nuestras raíces y nuestra identidad, el amor por nuestro pueblo. Nos destacamos por nuestro arte culinario. En nuestras aguas saladas es común el pez chapín, es riquísimo degustar unos suculentos pastelillos, unas arepas, una langosta con un buen mofongo o con tostones. ¡Qué deleite!

Sinceramente... “Es mi orgullo, es un honor ser de Naguabo. Es mi cuna del Terruño Borinqueño. ¡Qué feliz haber nacido en este pueblo y qué bueno es sentirse naguabeño!”

Dios les bendiga, les espero en nuestra gema, nuestro pueblo Naguabo.