Por Nydia M. Cappas / sicóloga clínica

En conferencia de prensa de la más reciente orden ejecutiva, escuchamos que nos estaban dando una “segunda oportunidad”. Esta frase me llevó a reflexionar. Desde marzo, nuestro pueblo ha acogido las medidas restrictivas para prevenir el COVID-19 con seriedad. Nos encerramos por meses, cerramos nuestros negocios, nos quedamos sin trabajo y toleramos que nuestros hijos no pudieran recibir clases ni alimentos. Escuchamos a los expertos y seguimos sus instrucciones. Sí, seguimos instrucciones, porque la mayoría de nosotros no queremos enfermarnos ni enfermar a nadie. Claro, siempre tenemos ejemplos de quienes no las siguen, pero esos no representan el pueblo entero.

Todo esto lo hicimos para darle una oportunidad al aparato salubrista del gobierno. Les dimos el tiempo y la oportunidad para que pudieran desarrollar las medidas necesarias para ayudarnos a mantener la salud una vez abriéramos.

En la primera apertura salimos, entre otras cosas, orgullosos de haber logrado mantener la curva abajo al seguir las restrictivas medidas impuestas. Y salimos a la calle con mucha cautela. Entonces nos comenzamos a enterar de que las medidas que hacían falta no existían. No había controles en el aeropuerto, no había pruebas suficientes y el sistema de rastreo no se había concretado. Como había de esperarse, el número de casos nuevos aumentó. Entonces nos dimos cuenta de que no sabíamos nada. No sabíamos ni por qué, ni de dónde venían los contagios. El gobierno no supo aprovechar la primera oportunidad que le dimos.

Nydia Cappas / sicóloga clínica
Nydia Cappas / sicóloga clínica (Suministrada)

A pesar de lo mal que lo hicieron la primera vez, el pueblo le dio una segunda oportunidad al gobierno. Y nuevamente sacrificamos empleos, educación y bienestar físico, emocional y social, para darle una oportunidad al gobierno de montar el sistema necesario para prevenir contagios y evitar que la curva continuara subiendo. En este punto el deterioro de nuestra salud física y mental era mucho más palpable. Pero aún así volvimos a cumplir y fuimos obedientes. Pero, esta vez fuimos más vocales. Pedimos que nos justificaran las decisiones tomadas. Algunos de esos reclamos fueron atendidos y finalmente, se plantea una nueva apertura.

Una vez más esta apertura se da en condiciones no óptimas. No porque el pueblo no aprovechó la oportunidad, sino por que el gobierno no aprovecho la suya. No es necesario decirnos que la responsabilidad es individual. Siempre lo ha sido. Desde un principio, el peso de detener el contagio cayó en los hombros del pueblo. Nos apoyaron como siempre los profesionales de salud, los trabajadores esenciales y aquellos que trataron de hacer de tripas corazones en reuniones de asesoría, en los municipios y equipos de trabajo regionales. Del gobierno central no tuvimos pruebas, no tuvimos estadísticas, no tuvimos planificación. Así que, por favor, no me hablen de una segunda oportunidad. Las oportunidades se las ha dado el pueblo al gobierno, en más de una ocasión y seguimos esperando.