Por Vilma Ivette Vázquez / profesora de ética

Desde 1970, las personas se han preocupado mucho más por el bienestar animal. Muchos grupos han trabajado para darle valor, respeto y derechos a los animales no humanos. Los animales son seres que, más allá de su utilidad y bienestar, tienen la capacidad de algún modo de expresarse porque son seres sintientes.

Los seres sintientes, son “sujetos de justicia y poseedores de una dignidad”. Cada especie tiene un modo de crecer y un modo de vivir digno. A su vez el modo de ese vivir no solo se puede comprobar, sino que además tiene las condiciones necesarias para tomar la forma y relaciones para su existencia.

La mayor mentira es promover el zoólogico como centro educativo. Ningún animal se comporta igual en cautiverio y no es nada educativo enseñar hasta dónde llega la crueldad que no respeta el ambiente, los valores ni derechos de animales no humanos”

-Vilma Ivette Vázquez

La dignidad debe basarse en la “afirmación al merecimiento de respeto y reverencia respecto de esos seres”, porque nuestro juicio no debe estar basado en la experiencia humana, sino en la observación del ecosistema. Por tanto, en el lugar de confinamiento animal se han violado los derechos a la vida digna y libertad de seres sintientes que establecen vínculos y han sido dotados con inteligencia según sus necesidades.

El zoológico de Mayagüez no puede justificar que exista una ética, porque no ha contribuido a la dignidad animal. La atribución de derechos, particularmente los derechos a la libertad y a la vida, son pisoteados. Las excusas para mantener a seres sintientes inocentes, confinados, es una ofensa al orquestador de la Creación.

Para mantener la crueldad y antivalores especistas, promulgan que los zoológicos son centros de investigación. Según estudios científicos, los zoológicos son tan costosos que son otras instituciones que dedican pocas horas a estudios básicos como anatomía, etología en cautiverio, enfermedades por hacinamiento entre otros. Pero, por falta de rigor científico no aportan para publicaciones.

En el área de la genética no promueven la diversidad de genes. Muchas veces un solo macho fertiliza a varias hembras. Otra forma de engañarnos es pensar que es lugar para conservación. En el zoológico de Mayagüez no existen programas de reintroducción de especies. Los mismos son muy costosos y requieren personal preparado a tiempo completo. En el zoológico no hay veterinario experto para ninguno. Si investigamos las muertes de esos animales sentiríamos mayor indignación. Además, la mayor parte de la extinción se debe al daño de su hábitat por lo tanto no hay conservación. Se debe respetar su hábitat como un sistema. Esto demuestra una falta de visión como parte de un todo y falta de empatía.

En el área de turismo no hay evidencia ni estadísticas que confirmen que los turistas vienen al Oeste por el zoológico. Incluso, sería interesante estudiar anfibios, reptiles, insectos autóctonos, ya que son animales menos complejos. La mayor mentira es promover el zoólogico como centro educativo. Ningún animal se comporta igual en cautiverio y no es nada educativo enseñar hasta dónde llega la crueldad que no respeta el ambiente, los valores ni derechos de animales no humanos.

¿Qué nos pasa? Salvemos el alma del puertorriqueño, no al cautiverio.