Junio es el mes del orgullo gay. Tiempo que nos lleva a reflexionar y a recordar la ardua historia de grupos minoritarios que han luchado para superar los prejuicios y ser aceptados como son. Sin embargo, aunque ha sido una larga lucha por lograr un sitial en la sociedad, aún sigue siendo una piedra en el camino nuestra sexualidad.

Nos ha tocado vivir tiempos difíciles, nos ha costado mucho que nos respeten, que reconozcan nuestros talentos, que nos valoren como seres humanos y que finalmente se entienda que no somos diferentes al resto de la humanidad por nuestra preferencia sexual. Somos hijos, esposos, amigos, compañeros, hermanos. Pero sobre todo somos seres humanos que sentimos y padecemos.

Les cuento mi historia en el campo de la música y como mi sexualidad ha influenciado en mi carrera. En mi caso, la historia fue muy retante. A mi corta edad de 17 años comencé a dar mis primeros pasos en el campo de la música. Muchos me decían que esperara llegar al estrellato para poder revelar mi orientación sexual. Sin embargo, nunca le encontré sentido a ocultar mi realidad. Era un acto hipócrita de mi parte hacia mi público, quienes ya empezaban a seguir mi carrera. Para mí no era leal hacerles creer una persona que yo no era. Es por eso que decidí desde el inicio de mi carrera ser fiel conmigo mismo y a mi realidad. Mi preferencia sexual no debía ser una razón para sentirme avergonzado, todo lo contrario. Es una razón para sentirme orgulloso y representa un motivo para empoderar a otros a que vivan en plenitud siendo fiel a si mismos.

En este mes de Pride me remonto a Jose Alfredo a la edad de 6 o 7 años. A cuando lloraba por la noches en soledad recordando cómo se mofaban de él, en la escuela, aciendole creer que estaba mal, simplemente por ser diferentes a ellos. Incluso, recuerdo que creía que no había nadie como yo en el mundo y que nunca encajaría.

Recuerdo una gira a Centroamérica, hace algunos años, cuando mi equipo de trabajo, disfrazó mi sexualidad y temían que se me preguntara por ello. Ello provocó un sinsabor en mí. Al punto que ni corto ni perezoso a la primera oportunidad que tuve, recuerdo me preguntaron que como era la chica de mis sueños y me tomé el atrevimiento, de en televisión internacional, aclarar que “no era chica, si no chico”. De seguro dejé a muchos perplejos. Sin embargo logré ganarme el respeto de otros por mi senceridad y transparecia. En ese momento me sentí libre de decir lo que sentí.

Yo no aspiro a que el público me quiera o pase juicio sobre mí persona, por mi sexualidad. Yo persigo que el público adopte mis canciones y las haga parte de sus vida. Servir de inspiración a otros, no solo como artista sino como un ser humano que batalla dia a día con los prejuicios de la sociedad. Mi vida fue un tormento hasta que entendí que aquello que todos identificaban como un defecto era mi superpoder. Somos especiales porque nos sobra el talento, la hermandad, la honestidad y sobre todo el amor por nuestro prójimo. Feliz pride a todes, celébrense. Celebremos de dónde venimos, dónde hemos llegado y donde lograremos llegar. ¡Celebremos tu orgullo, mi orgullo, nuestro orgullo!