Queridos graduandos de todo Puerto Rico:

Hoy es un día único y especial para todos y cada uno de ustedes. Aún en medio de las circunstancias que enfrenta el mundo.

Esta pandemia ha provocado la paralización de prácticamente toda la actividad diaria de forma abrupta. Hoy, cuando debían desfilar, recibir sus diplomas y celebrar sus logros como estudiantes tenemos que hacerlo desde la distancia y aislamiento.

En muy poco tiempo ustedes han vivido eventos históricos que han trastocado no solo nuestras vidas, si no también nuestra economía, sistema educativo, de salud, nuestro gobierno y nuestro diario vivir.

Las nuevas generaciones de principios de siglo 20 en Puerto Rico vivieron situaciones muy retantes. Una Primera Guerra Mundial, una pandemia que cobró la vida de millones en el mundo, un terremoto que provocó un tsunami y una Segunda Guerra Mundial. También la pobreza extrema, una gran recesión y, más tarde, las guerras de Corea y Vietnam.

Aún así nuestro país logró seguir hacia adelante hasta convertirse en “un modelo para el mundo”. Y lo digo entre comillas porque vivíamos en una cajita de cristal, una burbuja, una gran mentira que al cabo del tiempo explotó y pudimos ver la realidad de nuestra desigualdad y egoísmo.

Por los pasados 40 o 50 años hemos destruido todo aquello que servía bien a nuestra gente para convertirnos en pequeñas tribus llenas de odio y fanatismo político. Nuestro modelo económico colapsó como la guagua escolar vieja que tantas veces nos dejó a pie de ida o de vuelta. Desde hace tiempo la guagua va en reversa.

Los grandes líderes desaparecieron o quizás, fueron pisoteados por una clase política buscona, partidista, egoísta, sin educación ni principios que hasta el día de hoy solo piensa en perpetuarse para seguir viviendo de nuestra sangre como sanguijuelas.

Con ese grupo interactúan grandes intereses que se acomodan al son de la música que les llene el bolsillo. Así vivimos en un país sin plan de futuro, sin sueños, sin agenda, con ideas retrógradas, de salvación individual, controlado por los mismos personajes burlones que cada cuatro años se acomodan y pasan factura a nuestros políticos.

¿Y cómo te afecta esto, Clase 2020? ¿Por qué me dirijo a ti? Próximos a un proceso electoral y en medio de uno de los primeros grandes retos del siglo 21, es menester preguntarte: ¿cómo puedo cambiar el rumbo de mi país? La respuesta es que llegó el momento de hacerte sentir.

Los pasados y los futuros hombres y mujeres deben insertarse firmemente en la reconstrucción de Puerto Rico. Es el momento de participar activamente, conocer, cuestionar, fiscalizar y presentar propuestas viables de futuro.

Atrás deben quedar los falsos ídolos, el entretenimiento de distracción, las falsas promesas, la compra de votos apoyados en mágicas dádivas, el colonialismo, el paternalismo gubernamental, la desigualdad, la pobreza, el fundamentalismo extremo y la jaibería.

Sueña un mejor país para todos, escríbelo en blanco y negro, estudia y acepta todas las posibilidades, escucha la experiencia, rompe la burbuja de la manipulación, erradica para siempre el desdén hacia los menos afortunados y enséñales a pescar. Es el momento de construir los cimientos de un país más justo y con un plan de futuro.

Hoy, cuando te integras directamente como profesional a la economía y la sociedad, o inicias una nueva etapa como estudiante universitario, házlo pensando que el éxito no está atado al bolsillo lleno y la posesión de bienes. El éxito está en aportar y dejar con respeto una huella positiva para la sociedad y tu gente.

Clase 2020... ¡Los declaro oficialmente graduados! La misión de poner la casa en orden comenzó.