Lucía un sombrero blanco con una cinta negra. De esos que acostumbran a usar particularmente en el campo, los barrios y montaña adentro. De esos sombreros que a muchos hacen lucir elegantes, respetuosos y trabajadores.

Era de madrugada y era evidente que había llovido. Celular en mano una mujer con voz temblorosa de nombre Carla Victoria da cuenta de la situación que enfrentaban. “El camino está peor que el otro”- hizo saber mientras mostraba un derrumbe que imposibilitaba el tránsito por el Camino Toño Maldonado del barrio Don Alonso en Utuado. 

El movimiento del teléfono en la grabación deja ver de inmediato al protagonista de esta columna Don Carlos Pesquera Jordán. “Una comunidad aislada”, dijo con firmeza. El aire le faltaba, sus ojos mostraban desesperación, impotencia, cansancio y unas ganas de llorar que el coraje ahogaba.

“Y yo voy para un médico a tratarme una operación de emergencia. Así nos tiene el sistema este en Puerto Rico”. Don Carlos tomó aire profundo y de inmediato sentenció-“Los dos partidos igualmente irresponsables, robándose lo que el pueblo paga en ivu y en contribuciones y los barrios del campo aislados”. Don Carlos respiró profundo y con voz quebrantada gritó- “¡Abusadores coño!”. Mientras de fondo se escuchaba el sollozo de su hija al ver a su padre sufrir. 

El reclamo de abandono, de falta de atención y de insensibilidad es el mismo de miles de familias en Puerto Rico que sufren día a día por falta de servicios de salud, educación, de vivienda, la desigualdad y el respeto a la dignidad del ser humano. 

El grito de este utuadeño es igual al de los viequenses y culebrenses, el de las mujeres y niños maltratados y de nuestros viejos abandonados. 

Cada hoyo, cada apagón, cada salidero, cada traba en los intentos de encontrar trabajo, de desarrollar una empresa o de recibir un servicio, cada familia, amigo o profesional que se nos va es un recordatorio de la falta de una visión de país y de un plan a corto y largo plazo.

Mientras, nos entretienen con el cambio de color del Palacio de Santa Catalina, que sí Wanda Vázquez es o no candidata, con reformas que no reforman, con las “chalchichas” convertidas en propaganda política, con escándalos y faranduleo político. 

Se nos olvidó a todos la llamada Revolución del 19 de julio, los reclamos y el entender para qué realmente sirve el poder que radica en el pueblo.

El tapón, las malas carreteras, el costo de vida, la Junta de Supervisión Fiscal, los fondos que no llegan y anuncian muchas veces, los recortes en las pensiones, la quiebra de municipios, la falta de seguridad, los pobres salarios, la violencia en general, todo nos acorrala hasta asfixiarnos.

Como a don Carlos y su hija nos falta el aire y nos indigna la insensibilidad mientras en la burbuja se batallan candidaturas, se vuelven a hacer promesas, se otorgan contratos, le roban al pueblo y quedan impunes, se baila, se come, se bebe y ahora se escuchan estribillos de campaña. 

Que el grito de esta familia sea un recordatorio de que queda mucho camino por recorrer, mucho por aprender y luchar. Tenemos que seguir por don Carlos y su familia y todo los desaventajados. 

Es hora de construir, como hicimos tras el huracán María, una cadena con los brazos de todos aquellos que realmente quieran un mejor país y un mejor futuro y sacar del camino a los intocables, los de la burbuja, los que nos engañan para proteger su “finquita”.

¡Abusadores coño!