Revolución: “cambio social fundamental en la estructura de poder o la organización que toma lugar en un periodo relativamente corto o largo dependiendo la estructura de esta”. 

Movimiento social: “forma de acción colectiva no efímera, en la cual un grupo más o menos organizado recurre a acciones extrainstitucionales a fin de promover o impedir ciertos cambios".

A un mes de la juramentación de Wanda Vázquez como gobernadora podemos reflexionar sobre qué pasó. ¿Fue un movimiento o una revolución? En los cursos de historia hemos conocido sobre varias revoluciones que cambiaron el mundo.

La Revolución de las 13 colonias americanas de 1773, la Revolución francesa en contra el absolutismo de su rey en 1789, la Revolución rusa en 1917 que marcó el nacimiento del comunismo, la Revolución cubana del 1953 y más recientemente la Revolución de los jóvenes también conocido como la primavera árabe.

Movimientos de ciudadanos sin precedentes en el mundo árabe que derrocaron los gobiernos de países como Egipto, Túnez, Libia y Siria.

En cuanto a movimientos, menciono el movimiento hippie de la década de 1960, que se extendió por todo el mundo, encabezado por la generación nacida tras la Segunda Guerra Mundial, que abogaba por la igualdad, luchando contra la segregación racial, la independencia de la mujer y estaba en contra de todo tipo de lucha armada. 

La Revolución egipcia de 2011, también conocida como la Revolución de los jóvenes o la Revolución blanca, fueron múltiples manifestaciones callejeras en protesta por la brutalidad policial, las leyes de emergencia del Estado, las altas tasas de desempleo, la carencia de viviendas y alimentos, costo de vida, corrupción, la falta de libertad de opinión y pobreza bajo el gobierno de 30 años del presidente Hosni Mubarak. 

Mientras, en Hong Kong un millón de ciudadanos se apoderaron de las calles exigiendo el retiro de un proyecto legislativo que permitiría la extradición de sospechosos de crímenes a China. La medida fue retirada tras cinco meses de manifestaciones. 

Entonces el nombre de Puerto Rico retumbó en el mundo cuando tras 12 días de multitudinarias manifestaciones el entonces gobernador Ricardo Rosselló Nevares anunció su renuncia el pasado 24 de junio, efectiva el 2 de agosto. El también llamado movimiento “Verano del ‘19” aglutinó un pueblo de todas las clases sociales e ideologías, principalmente jóvenes, en contra de la corrupción y los famosos mensajes de Telegram.

El suceso histórico colocó la Isla junto a Hong Kong y Sudán, como países que han enfrentado a sus gobiernos con manifestaciones y han salido victoriosos.

Cada día es más evidente que en el mundo estos movimientos sociales son una fuerza ascendente y decisiva en nuestra sociedad. 

¿A dónde quiero llegar con esta reflexión? Aunque el mensaje ha sido claro, muchos de nuestros políticos aún siguen en el juego de la politiquería minimizando nuestra inteligencia y tolerancia. 

El pueblo luce vigilante y en constante evaluación, brindando espacio y oportunidades, pero con la mente clara de que no están dispuestos a tolerar más. 

A poco más de un mes del histórico cambio, culminamos recordando que los movimientos sociales, en su definición, “se caracterizan por un compromiso continuo de individuos y grupos políticos que tiene un claro adversario y no deben confundirse con las protestas esporádicas”.

 Es bueno que quede claro.