“Sal a caminar. No estés quieto, te vas a enfermar”. 

Así canta Roy Brown en una de mis canciones favoritas. Canción que junto a otras se han convertido en razón para seguir en esta etapa de mi vida.

Nunca he estado quieto y no pretendo hacerlo ahora. Por el contrario, aunque a un ritmo diferente pretendo seguir caminando para conocer más a mi gente y mi país. Esa es la mejor medicina.

“La canción es una brújula. Si me pierdo me pongo a cantar”, dice en el siguiente verso. Redescubrí en la música y las canciones razón para enamorarme, gritar, desahogarme, protestar y celebrar. Lo hacía en la escuela y en cuanto karaoke había.

“Silbando como los pájaros. Gruñendo como los osos”. Sí, porque mi voz no se escucha como antes cuando solía alcanzar notas altas y cantar por buen rato en el auto. 

Modestia aparte, antes mi voz era un silbido, hoy el gruñir de un oso, pero me importa muy poco porque me motiva y me cura el espíritu. 

Mi maestra de terapia de voz y canto Eileen Laracuente me da herramientas y en muchas ocasiones logra que alcance calidad en mi voz para que mi garganta y mi espíritu encuentren mejor sonido y sanación.

Así le doy vueltas a la vida como reza el siguiente verso... “Rodando como las rocas, rondando cual río”.

En mi viaje por la música y mi país observo gente buena. En ocasiones tristes y en otras llenas de ilusiones. 

Saliendo a caminar observo la esperanza de un pueblo que quiere volver a ser el antes. Un pueblo que celebra por cualquier cosa, hasta en la tristeza. 

Un pueblo que ve amenazada su libertad de caminar libremente y disfrutar de su entorno, sus calles y sus espacios. Un pueblo que quiere vivir en paz.

“Cante que las pirámides polvo serán”. 

En nuestro camino por la vida debemos hacer polvo las limitaciones. Tenemos que defender nuestras instituciones, nuestro derecho por una mejor educación, salud y paz. 

No es solo protestar y gritar, hay que señalar con soluciones en mano. Caminando por mi tierra encuentro gente con mucho que ofrecer dispuestos a hacer polvo el pensamiento tribal que nos divide. 

Debemos rescatar lo que un día fue bueno y rechazar lo que para nada sirve. Tenemos que ser creativos, mirar hacia nuevas ideas, otros mundos y otra gente para aprender de lo que a ellos le ha funcionado. 

En mi camino sigo cantando. Las Piedras, mi amado pueblo, Utuado que me adoptó, Gurabo que me recibió, Adjuntas, Jayuya y Lajas que es el mejor ejemplo de vivir en paz y armonía. 

Y sigo cantando... “que para cantar no hacen falta las alhajas”.

Mi gente me ha demostrado que tenerlo todo no necesariamente te hace feliz. 

En mi recorrido vi gente humilde que vive con limitaciones materiales, pero con un deseo de superación enorme. Gente que no cesa de reír, orar, amar y celebrar la vida aún en la adversidad. Ellos te dan la mano con firmeza y te reciben como un familiar más. 

Su mayor satisfacción es que te vayas con tu auto repleto de cultivos y con el corazón lleno de amor. 

Ese es mi Puerto Rico, el verdadero. 

Al regresar a casa llego esperanzado en un mejor futuro, confiado en que repetiremos los versos de una nueva canción de esperanza, de creatividad, firmeza y solidaridad. 

No importa como se escuche. No importa como suene. 

A fin de cuentas ... “cualquiera canta con solo usar la garganta y echar el alma a volar”.