Somos la máxima creación de Dios. Hechos a su imagen y semejanza. Nos lo enseñaron en la iglesia, en nuestras casas y muchas veces en la escuela.

Entonces, ¿cuál es el empeño del ser humano de auto destruirse y destruir su entorno?

Según un estudio efectuado por un equipo de sobre 250 científicos y expertos de más de 70 países y que fue publicado recientemente por la Asamblea de la Organización de Naciones Unidas (ONU) para Medio Ambiente, de no hacer algo de forma urgente e inmediata para el año 2050, cerca del 80 por ciento de nuestro planeta estará en un estado de sobreexplotación, con bosques y selvas desaparecidos y como consecuencia la Tierra será un planeta más árido.

Nuestros ríos estarán más secos y los océanos alcanzarán su más alto grado de contaminación. Y el hombre, el ser más inteligente y figura máxima de la creación, será el responsable.

Basta con mirar los altos niveles de contaminación del aire, la tierra y el mar. Contaminamos con basura, químicos y desperdicios sin mirar más allá. 

Existe una crisis de sobrepesca que está acabando con el balance natural de las especies en el mar. Recientemente, Japón retomó la pesca de ballenas para carne aun cuando se evidencia una merma de esta especie.

En Canadá, hay una temporada de caza de focas que matan a golpes. La explotación del hombre por el hombre es preocupante siendo las mujeres, los niños y los ancianos las principales víctimas.

Cada día se hace más evidente las diferencias de clases sociales, entre ricos y pobres y en los diferentes países. Las voces de los líderes con conciencia son aplastadas por los de las naciones más poderosas autoproclamadas “defensoras de la libertad y la democracia”.

¿Y de dónde vendrá la justicia? Tal parece que del propio planeta. La Tierra se está quejando y ha comenzado a sacudirse con rabia. El cambio climatológico es más que evidente y los desastres naturales, las sequías y ciclones dejan ver en su intensidad que el planeta busca su balance. 

¿Estamos a tiempo para salvar nuestra casa? Los científicos aseguran que se nos está haciendo tarde y hasta hablaron de una emergencia mundial. 

Yo quiero creer y confiar en esa máxima creación, el hombre. En eso que marca la diferencia entre nosotros y las demás especies, “la inteligencia”. Estamos aquí para proteger nuestro planeta azul y todo ser vivo con el que cohabitamos. 

Pero a través de los siglos el ser humano ha demostrado su gran capacidad de autodestrucción. 

Nuestra generación tiene que trabajar duro en estos próximos años para reparar el daño. Y a los llamados millennials les decimos perdón por lo que les dejamos. Confiamos en que ustedes lo harán mucho mejor. 

Si dejo de creer...entonces, ¿quién podrá ayudarnos?