Mientras cubría la jornada de boxeo de ayer en el ExCel Centre de Londres, me transporté a un lugar conocido. El bullicio y el sonido en las gradas cuando presentaban un boxeador británico me hizo pensar que estaba en Puerto Rico, donde los coliseos explotan y se viven cada pelea de boxeo.  El ruido de los británicos mientras uno de los suyos pelea es ensordecedor y se nota que saben del deporte.

Luego, mientras esperaba en las afueras de la instalación por el bus que me llevaría al centro de prensa, uno de los voluntarios vio el “Puerto Rico” que lee en mi camisa y rápido me preguntó sobre el boxeo. Y me sorprendió cuando me dijo que conocía a Miguel Cotto. Por tal razón, le riposté con otra pregunta: ¿Es el boxeo el segundo deporte nacional de Inglaterra? (El fútbol es rey indiscutible aquí y en gran parte de Europa).

El amigo británico me respondió que entiende que sí, ya que cada vez que hay una pelea importante se reúnen y me hizo un gesto físico con los codos de que también les gusta beber en esas noches.  De nuevo, sentí cierta asimilación con nuestro país.  Y no quedó ahí. Me dijo que le hubiera gustado ver a Miguel Cotto ganarle a Floyd Mayweather, y que alguien TIENE que ganarle al invicto estadounidense.

Y no tan solo en Gran Bretaña comparten nuestra pasión por el boxeo, sino que pasan por un momento similar a nosotros. Aunque sí tienen algunos campeones mundiales, carecen de grandes figuras en el deporte. La última figura promisoria, Amir Khan, perdió sus últimos dos combates, el último de ellos a manos del hijo de boricuas, Danny García. Nosotros, en parte, solo tenemos un campeón mundial en la figura de García (y algunos lo consideran estadounidense) y una sola superestrella en Miguel Cotto.  “Khan en muy hablador. Pero tenemos uno que viene subiendo Kell Brook, de Sheffield”, me comentó el voluntario.

En fin, tendremos clima, lenguas y culturas distintas, pero parece que el amor por el boxeo une a puertorriqueños y británicos.

  

Una de las instalaciones más impresionantes de los Juegos es el estadio de voleibol de playa. Los organizadores construyeron el área de juego justamente al frente de uno de los lugares emblemáticos de la ciudad, el Palacio de Buckingham.  Es como si fuera una caja de arena gigante. Y cuando hace sol, hay una sensación playera que esta ciudad nunca ha experimentado.